martes, 25 de febrero de 2014

Pronunciamiento PC del P - PR sobre crisis política del Gobierno de Ollanta Humala Tasso.


NEOLIBERALISMO PROFUNDIZA CRISIS POLÍTICA



La forzada renuncia de César Villanueva a la Presidencia del Consejo de Ministros, que conlleva a la quinta recomposición del Gabinete en lo que va del presente gobierno, expresa no solo desavenencias y pujas dentro del Ejecutivo, en el que se deja sentir el predominio del todopoderoso Ministro de Economía, Miguel Castilla, sino fundamentalmente la crisis profunda que afecta al Estado y sistema político del país.

Los graves problemas estructurales acumulados durante el periodo republicano, vienen siendo agravados por la aplicación del modelo neoliberal en el que se imponen los poderes facticos sobre las instituciones, los derechos ciudadanos e, incluso, sobre la recortada democracia liberal que existe en sociedades como la nuestra. A ello se suma la acción de antivalores propios del modelo que contaminan y descomponen a todo el sistema político, en el que se entroniza la mediocridad, la corrupción y el ventajismo.

Ollanta Humala ha devenido en formal gobernante del país, un simple y voluntarioso operador del modelo; no es un personaje que se somete en contra de su voluntad, sino un converso que incesantemente pretende demostrar que merece la confianza de quienes lo mascan pero no lo pasan, en tanto su consorte, mareada con su pequeña cuota de poder, juega a la intriga, pretendiendo que es ella la que manda en Palacio.

En medio de esta crisis política la arremetida reaccionaria neoliberal, echando mano a un creciente autoritarismo respaldado por la acción mediática, gana terreno sin encontrar mayores obstáculos. Esto es así, debido no a la fuerza del modelo, sino a la debilidad de las fuerzas oponentes, entre ellas la dispersión y fragmentación del movimiento social, la fragilidad de las fuerzas de izquierda que, no obstante las condiciones favorables, no encuentran los caminos para fortalecerse desde las bases, recuperar la iniciativa política, acelerar el proceso unitario y disputar con éxito los espacios políticos, sociales, ideológicos, programáticos y culturales ganados por el capitalismo salvaje.

Superar esta situación es lo central que debe preocuparnos a quienes apostamos por un cambio verdadero. Solo podremos lograrlo no desde la estrechez y la disputa por ventajas coyunturales, sino asumiendo las tareas del presente con un sentido de responsabilidad histórica, la visión grande de la política, la demostración que para nosotros la política es el espacio de actuación para servir al país y al pueblo; que solo unidos podemos abrir un nuevo rumbo a nuestra patria.

Lima, 25 de febrero del 2014

¡POR UN GOBIERNO, DEMOCRÁTICO, PATRIÓTICO, DESCENTRALISTA, 
DE ANCHA BASE SOCIAL!

Buró Político del Comité Central

jueves, 13 de febrero de 2014

La JotaCé sobre los últimos sucesos en Venezuela.


Solidaridad con Venezuela Bolivariana


La Juventud Comunista del Perú-Patria Roja, condena  el intento de golpe de estado en contra del gobierno elegido democráticamente del Presidente Nicolás Maduro, como continuador del legado del Comandante Chávez, plasmados en los hechos de violencia ocurridos en las últimas horas en la República Bolivariana de Venezuela, sucesos que responden a un plan internacional de desestabilización diseñada por potencias extranjeras, ejecutada por la reacción local y que lamentablemente llevaron a la pérdida de vidas humanas. Estos actos por destruir el proceso bolivariano que está en marcha, no lograrán su objetivo, la revolución seguirá adelante por la fuerza y convicción del pueblo venezolano.

La Juventud Comunista del Perú-Patria Roja no duda en expresar su solidaridad internacionalista a la Revolución Bolivariana, proceso de cambios y transformaciones políticas que han cambiado la vida de millones de venezolanos, otorgando cultura, educación, salud y deporte, a pesar del permanente boicot imperialista.

Estamos comprometidos con la construcción del Socialismo en la Patria Grande, y ni las mentiras de la gran prensa internacional, ni los ataques de la derecha impedirán que siga el avance de las fuerzas progresistas y revolucionarias.

¡Abajo el intento de golpe en Venezuela!

¡Viva la Revolución Bolivariana!

¡Viva la unidad de los pueblos latinoamericanos por justicia y la paz!

¡Hasta la victoria Siempre!


Lima, 13 de Febrero de 2014

domingo, 9 de febrero de 2014

Principios Básicos de la Juventud Comunista del Perú - Patria Roja




La Juventud Comunista del Perú - Patria Roja (JC del P-PR) es la fuerza auxiliar y de reserva del Partido Comunista del Perú – Patria Roja, así como la garantía de continuidad en su lucha por la Revolución y el Socialismo. La JC del P-PR asume la ideología, el programa, la estrategia, la política General del Nuevo Curso, las tácticas y política del Partido; sin embargo como espacio de pre militancia tiene autonomía organizativa al poseer su estructura propia, no formando parte de la estructura del Partido, pero si formando parte de sus sistema orgánico. Se encarga de educar, organizar y movilizar a los jóvenes aplicando de manera creativa y de acuerdo a sus particularidades las orientaciones del Partido y conduciéndolos en el marco de la política general del Nuevo Curso al Socialismo.

La JC del P-PR es una organización revolucionaria que lucha por ser vanguardia de la juventud, leal al pueblo trabajador y comprometido en alcanzar la sociedad comunista. Establece su práctica política de acuerdo con la realidad concreta de la lucha de clases en el país para construir una nueva hegemonía ideológica y política en las masas juveniles.

La JC del P-PR asume el marxismo-leninismo y el pensamiento de José Carlos Mariátegui, y recoge los aportes de todos los pensadores marxistas como Mao Zedong, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, entre otros; las tesis elaboradas por el Partido y el avance permanente del Materialismo Dialéctico y la ciencia, además de otros conocimientos acumulados por los pueblos y nacionalidades del país. Nuestra ideología es el marxismo leninismo, el cual no debe ser entendido como un dogma sino como un saber que se nutre constantemente con las mejores tradiciones de la lucha de los pueblos del mundo.

La JC del P-PR se opone a toda forma de explotación y discriminación del ser humano. Al igual que el Partido lucha constantemente por el Socialismo reconociendo en el proletariado su clase dirigente, en la alianza obrero–campesina su fuerza y en la unidad más amplia del pueblo la seguridad de su victoria. El Socialismo por el que luchamos aspira a la emancipación del hombre en relación armónica con el medio ambiente. La sociedad comunista es nuestro objetivo estratégico y a ella llegaremos luego de la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción y del capitalismo.

Los jóvenes comunistas al margen de las masas populares y de la lucha política no somos nada. Por ello, entendemos a la práctica social como principal criterio de verdad. El trabajo político en las masas populares es nuestra razón de ser. Existimos para incidir en la realidad convirtiendo al pueblo en sujeto transformador, en principal actor y beneficiario de la revolución peruana. Sin masas populares conscientes y organizadas es imposible la Revolución.

La JC del P-PR es profundamente patriota, latinoamericanista y ferviente internacionalista. También antiimperialista y solidarios con los pueblos, gobiernos y juventudes que construyen el socialismo, que pugnan por su autodeterminación, su independencia, su democracia y la paz. Y se adhiere a la integración de la patria grande y la defensa del medio ambiente.
                                                        
La JC del P-PR reconoce y asume como suya la lucha de los pueblos originarios, la defensa del medio ambiente, las luchas feministas, de la teología de la liberación, de la comunidad TLGBi, las luchas por los derechos humanos, por la protección de los animales, contra la criminalización de la hoja de coca, los cultivos ancestrales y contra el racismo; así como las luchas históricas de todas las comunidades y organizaciones de base.

Malpica y el número 57


Por Raúl Wiener.


Recordando al parlamentario, investigador y escritor que se gano el respeto de todos los sectores de la política nacional
Al final de la primera legislatura del nuevo Congreso de 1980, los senadores que se habían estrenado hacía muy poco, fueron informados por la mesa directiva, manejada por la coalición AP-PPC, que muy pronto llegaría un lote de autos Daihatsu que serían distribuidos entre la representación nacional, por lo que deberían inscribirse ante la oficina de administración. Unas semanas después estaba con Carlos Malpica Silva Santisteban  y le pregunté si ya le habían entregado su carro nuevo y me contestó que no se había inscrito.
Un poco desconcertado le insistí para que me aclarara su actitud y me dijo que había hablado con Sandro Mariátegui y Ricardo Monteagudo, dirigentes de Acción Popular y les había preguntado por los carros que se habían reservado para ellos. Le dijeron que eran iguales para todos. Entonces, ¿por qué ustedes no están inscritos?, fue su segunda interrogante. Y mirándome, me dijo espérate para que veas qué carros se traen para ellos. Dicho y hecho. Poco después se repartió entre la junta directiva y los miembros de las bancadas oficialistas unos automóviles Chevrolet del año, con mucha mayor prestancia que los pequeños Daihatsu. El único senador de oposición que recibió del lote final de importación fue Carlos Malpica.
Yo los conozco, me dijo orgulloso, y sonriendo apuntó: sólo a Breña se le ve bien en el Daihatsu.
El Observador
En mayo de 1982, el diario que creara Luis León Rupp para competir con El Comercio, pasó a manos de sus trabajadores que llevaron por dos años una lucha heroica por la sobrevivencia. Gran parte de esa resistencia en defensa del trabajo y la libertad de expresión fue acompañada por Malpica que iba con los directivos de la Cooperativa a las más difíciles gestiones para conseguir que las empresas eléctricas no nos apagaran la luz, la empresa del agua no nos secara los caños y la compañía de teléfonos nos mantuvieran las líneas a pesar de los atrasos de pago.
Cuando hablábamos con los gerentes Carlos pedía la palabra y lanzaba una perorata sobre el bien mayor que era la libertad de expresión y que los funcionarios de empresas del Estado no podían actuar contra ella. Y lográbamos plazos adicionales, no tanto por la libertad de expresión, sino por el miedo que tenían al autor de “Los dueños del Perú”. Un día fuimos los dos a los registros públicos para acelerar una inscripción que teníamos empantanada hacía meses, sin ningún motivo, o quizás porque a alguien le interesaba entramparla. Pero Malpica no le habló de nuestro caso al jefe de los registros y los funcionarios que lo acompañaban. Más bien les pidió una serie de informes que le estaban debiendo.
Los aludidos empezaron a temblar delante de mis ojos y ofrecieron para esta semana, los siguientes día o para mañana, cada uno de los puntos solicitados, Después de eso nos paramos y nos dirigimos a la puerta y en el momento de la despedida dijo algo así como: Ah, antes que me olvide, a ver si le da una mano a mi amigo con una inscripción que está demorada varios meses. Sí, senador, como no, despreocúpese. Y la verdad que la inscripción nos fue notificada esa misma tarde.
El número 57
En 1985 la Izquierda Unida ya era una fuerza en franco ascenso. Barrantes era alcalde de Lima y habían muchos otros alcaldes izquierdistas a nivel nacional. Se venían las elecciones presidenciales y parlamentarias, y como santa solución a los pujos y tensiones que se producían para definir las listas, se anunció que habría una votación de todos los militantes de los partidos integrantes de la IU, para definir el orden en que los candidatos al Senado (votación nacional) y a la Cámara de Diputados (votación por departamento) irían en las listas. Se convocó entonces a elecciones internas.
Malpica fue uno de los precandidatos y en esa condición logró el mayor número de votos. Pero de inmediato se supo que el Comité Directivo había reservado los diez lugres iniciales a los secretarios generales de los partidos y personalidades invitadas y que los elegidos correrían a partir del once. Hubo protestas y malestar en las bases que dijeron que era lo mismo de siempre. Evidentemente tampoco a Malpica le gustó la gracia. Pero, como solía hacer, apeló al buen humor. Como le ofrecían el número 11 o si quería el 60, al final de la lista, respondió pidiendo que se dejara escoger un número con la condición de que fuera respetado.
Así en plena reunión entre dirigentes de los partidos y candidatos propuso el número 57, que era según él, el de más difícil recordación, y añadió que con ese número saldría elegido. A mi no me convencía la jugada, y por esos días llegué a romper el acuerdo del PUM (Partido Unificado Mariateguista) de votar cerradamente por Javier Diez Canseco y otro más, y escribí en mi columna que había que votar por el 57 y el 45 (Letts), para darle la contra a la dirigencia nacional de IU que maltrataba a personalidades de primera línea.
El hecho es que el 57 funcionó, tanto que Carlos Malpica llegó segundo en la votación nacional después de Javier que llevaba el número 3. En el año 1990, volvió al Senado sin saber que era su última vez. En 1992, fue el golpe de Fujimori, y Carlos y sus colegas fueron despojados de los mandatos que le otorgó el pueblo. Para entonces su corazón estaba cada vez más afectado. El 15 de noviembre de 1993, un ataque fulminante se lo llevó de este mundo, al cual le dejó un obra de  investigación en la que destacan títulos como “Guerra a muerte al latifundio”, “Crónica del hambre en el Perú”, “El mito de la ayuda exterior”, “Los Dueños del Perú”, “Anchovetas y Tiburones”, “Petróleo y Corrupción”, “El antiimperialismo y el APRA y los contratos petroleros”, “El Poder económico en el Perú” (tres tomos), y su libro póstumo “Pájaros de alto vuelo”, sobre la corrupción del primer gobierno de Alan García.
Despedida
La última vez que ví a mi amigo Carlos Malpica fue en septiembre de 1992, durante el III Congreso del PUM, al que acudió para invocarnos que permaneciéramos unidos y se despidió asegurando que se habían renovado sus esperanzas. Lamentablemente no escuchamos ni entendimos su mensaje. Al año siguiente nos habíamos separado en dos grupos. Pero nos volveríamos a encontrar el día de su velorio. Pensé entonces que le habíamos fallado. Veintiún años después la izquierda todavía tiene una deuda con este gran investigador del Perú que era a la vez la persona más sencilla y afable que se podía encontrar.
09.02.14