miércoles, 17 de marzo de 2010

DESCOMPOSICIÓN MORAL Y DECADENCIA DEL APRA

PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ - Patria Roja
PRONUNCIAMIENTO
La lucha frontal contra la corrupción se ha convertido en una de las grandes banderas del presente, que no se limita a la exigencia de sanción ejemplar a los grandes defraudadores del erario público y se ponga coto a la impunidad de la que gozan, sino que conlleva a una verdadera regeneración moral de la sociedad, inculcando y poniendo en práctica valores contrapuestos a los que provienen del estercolero neoliberal. Los dirigentes del APRA y su mandamás, Alan García, ya durante su primer gobierno mostraron su falta de escrúpulos para manejar los bienes del Estado, que se dedicaron a saquear con una voracidad digna de piratas.
Hoy día, asumiendo de lleno el catecismo neoliberal, se han convertido en los operadores de la derecha más cavernaria, dóciles instrumentos del imperio norteamericano y refinado sus métodos mafiosos. No tiene nada de raro entonces su colusión con el fujimorismo, su afán por proteger y dar impunidad a la mafia que creció durante la dictadura, que es también una manera de cubrirse las espaldas por sus propias tropelías del presente.

Tampoco su naturaleza autoritaria, ni su voluntad manifiesta de impedir cualquier posibilidad de cambio que afecte los intereses de las clases dominantes. El escándalo Crousillat es una nueva evidencia de la naturaleza delincuencial de connotados personajes del gobierno, aunque para confundir a incautos hayan optado la postura de Pilatos.

El reciente congreso aprista ha mostrado los niveles de decadencia en que se encuentra el Partido de Haya de la Torre. Abandonadas sus propuestas aurorales y la mística forjada al calor de ellas, hoy se ha impuesto el pragmatismo más salvaje, la lucha a muerte de clanes que se disputan los beneficios del poder, echando mano a la suplantación de delegados, los negociados, agresiones físicas y cabildeos, donde Alan García juega el papel de gran componedor o gran titiritero. Y todo esto pretende presentarse como la más depurada democracia.

La derecha no puede ocultar con hojas de parra su desnudez, o su rabo de paja, como pretende Lourdes Flores. Tampoco puede negar que asistimos a una descomposición moral, fruto del agotamiento del andamiaje que han levantado las clases dominantes a lo largo de la república y de la cultura decadente que le es consustancial.

La conquista de una nueva República tiene en el ámbito cultural y de valores uno de sus grandes soportes; requiere de personas forjadas en el espíritu de Mariátegui y de todos los hombres y mujeres que han bregado a lo largo de nuestra historia por una patria digna, soberana, democrática y con bienestar para sus habitantes. Hacer esta aspiración realidad es la más grande de las tareas del presente. ¡Unámonos para abrir un nuevo rumbo para el Perú!

Perú, 16 de marzo del 2010

Buró Político


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