viernes, 25 de enero de 2013

ENERGICO RECHAZO A REPRESION CONTRA LA COMUNIDAD CAMPESINA QUECHUA HABLANTE DE CAÑARIS.


Gregorio Santos Guerrero
Presidente Regional de Cajamarca
Presidente del Movimiento de Afirmación Social

El capitalismo salvaje en su versión neoliberal, desde sus orígenes siempre consideró que el único "indio" bueno era el "indio" muerto. La política colonialista del exterminio, barrido racial, de la expulsión de sus propiedades se repite en pleno siglo XXI. La prensa asalariada y servil del gran capital, no se toma el tiempo para describir la realidad sociológica, étnica, idiomática de los comuneros que habitan desde hace milenios la Comunidad Campesina "San Juan de Cañaris". Historiadores coinciden que los Cañaris descienden de Cañar Ecuador y que en tiempos pasados solían trasladarse de un lugar a otro o que fueron castigados con la expulsión y se ubicaron en los bosques de neblina, actuales territorios de la comunidad campesina.

El colorido de sus vestimentas hace que sean identificados en cualquier lugar del norte.

Los Cañaris son parte del proceso histórico del Tawantinsuyo, al desmenbrarse en 1830 Ecuador, se quedaron en territorio nacional, como únicos y exclusivos en el norte, junto a sus pares de Incahuasi. Los Cañaris habitan sus territorios antes de que exista el Estado peruano y esta división política colonial de distritos y provincias. Durante siglos los Cañaris han vivido en paz, con sus hermanos de Cajamarca, la provincia más cercana es Jaén y sus distritos con quienes desde tiempos inmemoriales compartieron el trueque y hoy el comercio Pucará, Pomahuaca, San Felipe y Sallique. He visto a los Cañaris caminar días tras días hasta Sallique para adorar al "Señor de la Humildad" un Cristo crucificado parecido al crucificado de Ayabaca y Huamantanga.

Fue en la década mafiosa del fujimontensinismo que está empresa canadiense dedicada a la especulación a través de la exploración ingresó a la comunidad campesina, con engaños, regalos, etc. A quienes vivimos en esa cuenca nos consta cómo la denominada empresa Mileniun entregaba transistores, sacos de lana de colores para congraciarse con los comuneros quechuas. Nunca se llevó adelante algún tipo de información, desarrollaron una sostenida campaña para destruir la unidad interna de la comunidad, que casi diez años después, esta empresa canadiense no lo ha conseguido.

El ingreso de la empresa Candente Cooper - Milenium, es la clásica forma de colonización, destrucción de su idioma, costumbres, gobierno, invasión y expropiación de territorio.

De acuerdo a la ley de comunidades campesinas, al Convenio Internacional 169 de la OIT, los comuneros o los pueblos originarios se amparan también en el derecho consuetudinario y están facultados a decidir sobre los proyectos de desarrollo o megaproyectos que pretendan implementarse en sus territorios. Sin embargo las empresas extractivas de acuerdo a sus experimentadas políticas de colonización, ingresan, fragmentan la comunidad hasta destruirla o parcelarla, para una vez colonizadas puedan aplicar las normas del estado monista.

Los comuneros de Cañaris una y tantas veces han acordado rechazar a los foráneos canadienses, a sus operadores, varias veces se robaron los libros de actas para quitar legitimidad a los dirigentes comunales. Elaboraron padrones paralelos como han hecho en varias comunidades campesinas. Todas sus patrañas fueron derrotadas.

El año pasado los Cañaris llevaron adelante una consulta comunal, donde la mayoría absoluta rechazó al proyecto colonialista de Candente Cooper. Para los representantes del Estado Peruano esta consulta no tiene validez legal, pero para nosotros y para todos los comuneros tiene legitimidad.

Las comunidades campesinas, son autónomas, sus tierras son inviolables e inembargables, por tanto los Cañaris tienen todo el derecho de expulsar de su territorio a cualquier invasor foráneo que altere la paz interna de la comunidad.

La lucha de los comuneros de Cañaris es contra la invasión colonialista, la ocupación ilegal de su territorio y les asiste la razón.

Pero no sólo el tema es legal, comunal, étnico cultural, sino también ambiental, el proyecto ubica en la cabecera de cuenca de importantes quebradas tributarias del río Huancabamba y aguas abajo existen importantes distritos que resultarían fuertemente impactados. De ahí que los próximos días se sumen todos los pueblos de la cuenca, porque existe una enorme adhesión solidaria con los Cañaris que las autoridades del gobierno central están subestimando.

Prevalece en el Perú una política neoliberal autoritaria minero-militar que cada vez demuestra que obedece mandatos de la CONFIEP, se percibe que el MININTER está bajo conducción de empresas mineras y que la militarización de los campos obedece a cumplir compromisos con las grandes multinacionales. La paz del gobierno continuista de Humala es la paz de los cementerios.

Las fuerzas democráticas, patrióticas, revolucionarias de la Izquierda Peruana denunciamos el plan minero militar del régimen de Ollanta Humala, que empieza a operativizarse con actos violentos, usando a nuestras fuerzas policiales para que se manchen de sangre en defender actos ilegales y mafiosos como en el caso de Cañaris, Conga y otros.

Convocamos al pueblo peruano a respaldar y defender a los hermanos quechuas de Cañaris.

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