“ROMA LOCUTA, CAUSA FINITA”
Por Rolando Breña Pantoja
Parece que a su Eminencia, el Cardenal Cipriani, nuestro caluroso verano le ha alucinado como moderno profeta y boca de Roma, perpetrando una tremenda filípica (sin las dotes de Demóstenes) contra el marxismo. Utilizando un púlpito de Semana Santa, en lugar de predicar paz y buena convivencia, se dedicó a lanzar diatribas al marxismo con ínfulas de palabra final.
Veamos algunas de sus ocurrencias:
“El marxismo ha hecho mucho daño a la humanidad y ha fracasado...”. Cipriani debería ahondar en la historia del cristianismo en sus distintas corrientes y sabrá (sabe) el inconmensurable daño que las jerarquías clericales han hecho al desarrollo de la humanidad y la dignidad de las personas. Deberá recordar con “examen de conciencia y dolor de corazón” lo que hicieron con Vesalio, Copérnico, Bufón, Galileo, Vanini, Bruno, Servet, y tantos perseguidos, encarcelados, torturados, quemados. Recordar su complicidad con la esclavitud de la raza negra, con las concepciones de inferioridad de los nativos americanos; el homicidio institucionalizado de la “Inquisición”; las guerras religiosas y el reparto del mundo y la humanidad por el Papado; su participación y complicidad con modernos genocidas y dictadores como Hitler, Franco, Pinochet o Fujimori (de quien el Cardenal fue una especie de brazo espiritual). No olvidará los obispos y curas pedófilos que salen a luz; la persecución de sacerdotes que pretenden llevar la religión a los pueblos, como el emblemático y admirable Gustavo Gutiérrez.
¿El marxismo ha fracasado? Quizá Monseñor tenga alguna razón. Pero no en el sentido que el marxismo haya fracasado, sino los marxistas, que aún no hemos podido concretar el sueño de construir un mundo más justo y solidario, habiendo sufrido importantes derrotas. Pero seguimos en el camino, golpeados, disminuidos, pero siempre optimistas. Pensamos en Mariátegui que evoca a Sorel, al recordar que los socialistas siempre se levantan después de cada caída, que no tienen aún la respuesta, pero saben que la encontrarán.
“Esa utopía que nos vendió el marxismo”. – El marxismo no vende ni se vende. Es una ideología que pretende interpretar el mundo y transformarlo en beneficio de la humanidad y la naturaleza. La Iglesia sí vende y compra. Todo tiene precio: Bautismo, Confirmación, Misas. Hasta lotizó el cielo a través de la venta de “indulgencias”, tan groseramente que produjo su cisma más importante con Lutero.
– El Cardenal... “envió un saludo de fortaleza a todas las familias peruanas que atraviesan momentos difíciles...”. Qué fácil es “pedir fortaleza” desde la comodidad y el lujo, teniendo el estómago asegurado con deliciosos manjares, morando en inmuebles confortabilísimos, vistiendo finas telas, desplazándose en autos de lujo, bañado en delicadas colonias.