sábado, 5 de abril de 2008

¿Le creemos a los medios de la burguesía?


COLOMBIA UN CONFLICTO DE NUNCA ACABAR ¿POR QUÉ?





Por Segundo Mendoza Díaz*

De manera interesada y mayoritariamente la prensa colombiana distorsiona la realidad, respecto al conflicto armado, convirtiéndose en vocera del régimen uribista que representa a la derecha más recalcitrante y a los intereses del imperialismo norteamericano. En eso, se parece mucho al gobierno aprista, no olvidemos lo dicho por Alan García, a raíz del paro agrario (donde fueron asesinados hermanos campesinos) – “…que no tiemble la mano a ningún policía (para usar su arma), porque lo respalda la ley, la constitución y sobre todo el presidente de la república”. Por lo mencionado, preocuparnos por Colombia es conocer e interesarnos por la verdad. La Juventud Comunista del Perú Patria Roja (JotaCé), difundirá, a partir de la fecha, una serie de artículos que informarán y analizarán esta difícil situación que afecta a la mayoría de hermanos colombianos.

El problema colombiano es histórico y político y éste tiene que ver con la lucha por la democratización real, la reforma agraria y la búsqueda de un país más justo. Se remonta a muchos años atrás; pero es a partir de 1948, con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que cobra mayor ferocidad. Cada pico de violencia ha tenido como contexto y detonante la implementación de políticas que recortaban derechos de los trabajadores e incrementaban el entreguismo del país a los dictados de las potencias capitalistas, principalmente, norteamericana. Así ocurrió, con la imposición, a sangre y fuego, de un conjunto de políticas neoliberales a inicios de los 90, con el nombre de apertura económica.

Para entender el conflicto conozcamos algunos de los principales hechos de violencia sistemática ejercida, por el estado colombiano: 1948, asesinato de Jorge E. Gaitán; 1963, suspensión de licencia al semanario “Voz Proletaria”; 1964, gigantesca operación militar, denominada “Marquetalia”, con el objetivo de recuperar, para el estado, una remota región ubicada entre el sur del Tolima y el norte del Huila, conocida con el nombre de Marquetalia y acabar con un núcleo de “Autodefensa Campesina” dirigida por “Manuel Marulanda Vélez”, el ejército ocupó la zona pero no pudo liquidarlos, entre otras cosas porque recibió solidaridad de la población y de personalidades mundiales como Jean Paul Sartre, el grupo de autodefensa es proscrito y obligado a la clandestinidad, así nacen las mundialmente conocidas Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC); mediados de 1970, fueron asesinados varios líderes de la Unión Nacional de Oposición (UNO) y del Frente Democrático; 1978, fueron dinamitadas las oficinas del semanario “Voz”, asesinato del periodista Manuel Cepeda Vargas; 1984, primeras desapariciones forzadas contra la Unión Patriótica (UP), organización democrática y progresista legal surgida en 1980 como una convergencia de fuerzas políticas, a raíz del proceso de negociación, entre el gobierno de Belisario Betancur y el Estado Mayor de las FARC, el nacimiento de ésta organización fue el mejor esfuerzo político que se haya hecho hasta hoy para dar solución al conflicto armado; 1985, la “Operación Cóndor”, auspiciada por el gobierno yanqui y que se extendió a lo largo de América Latina, y en 1986 el “Baile del Rojo”, el plan más espantoso que se haya visto en la historia de Colombia que literalmente exterminó a la dirigencia de la UP; 1987 Y 1990, asesinato de los candidatos presidenciales de la UP Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa respectivamente; 1994, un equipo mixto del ejército y los paramilitares asesinan al último parlamentario de la UP, Manuel Cepeda Vargas. Según versión de los sobrevivientes de la UP, el número de muertos pasó de 5000.

Pero la cadena de crímenes en Colombia, cometidos contra organizaciones progresistas, no es cosa del pasado, continúan con Uribe y con mayor saña e hipocresía, aprovechando que la sociedad colombiana ha sido bombardeada con las mentiras de la prensa oficial. Según la Corporación Reiniciar y la Comisión Colombiana de Juristas, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez han sido asesinados 136 miembros de la UP y del Partido Comunista Colombiano, otros 38 han sido desaparecido y 28 más sobrevivieron a atentados personales, además de miles de campesinos y estudiantes y desplazados. En este contexto nada garantiza que no se repita el exterminio que se hizo contra la Unión patriótica.

Un factor de agravamiento del conflicto es la intromisión norteamericana, que con el pretexto de combatir al narcotráfico han asentado bases militares en el vecino país para reforzar su pretensión de convertir en una verdadera colonia yanqui a toda Latinoamérica. El narcotráfico es un problema; pero, el gobierno no tiene la menor intención de combatirlo porque es la fuente de financiamiento de los paramilitares y de un gran sector de la derecha colombiana, tanto es así que existen investigaciones periodísticas serias que involucran a Álvaro Uribe con el otrora capo de la droga, Pablo Escobar. Estas condiciones y los antecedentes mencionados impiden el fin de la violencia política.

Queda demostrado, entonces, que el conflicto colombiano es un problema político por ende la salida tiene que ser de este carácter y sin la ingerencia yanqui, como proponen distintos gobiernos y personalidades del mundo y también la “Comisión de los notables” quienes contemplan como primera medida, el intercambio humanitario bilateral y recíproco. El conflicto no se solucionará dando una casa, un empleo, etc. a los guerrilleros que se reincorporen a la vida “democrática”, ni con la fuerza militar sino, y principalmente, con las urgentes transformaciones sociales y económicas en favor de las grandes mayorías explotadas y excluidas, así como tener la voluntad política para reconocer que la guerrilla es una fuerza beligerante y no un grupo de delincuentes como afirma, el guerrerista y proyanqui, Álvaro Uribe.

Las organizaciones y personalidades democráticas y revolucionarias, de cualquier parte del planeta, que apreciamos la vida y la paz con justicia social, estamos en la obligación de realizar una campaña activa de solidaridad para apoyar la salida política negociada a este conflicto que ha costado ya muchas vidas, fundamentalmente por la intransigencia de la derecha colombiana. Reconocemos el papel que está jugando el presidente Hugo Chávez, en la atención a un problema humano.

Desde la Juventud Comunista del Perú (JotaCé) nuestro aprecio militante a los camaradas del Partido Comunista Colombiano y de la Juventud Comunista (JUCO), y a todas las organizaciones y personas que luchan por una Colombia en paz, pero justa y soberana.



¡No queremos y no nos da la gana, ser una colonia norteamericana!


¡Si queremos y si nos da la gana América Latina libre y soberana!


*Segundo Mendoza es ex-Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú y dirigente de la JotaCé - Patria Roja