Augusto Ballón Muñoz fue fundador de la primera célula del Partido Comunista, en los Barrios Altos. El nos contaba cosas muy lindas. Por ejemplo, cuando varios grupos obreros y estudiantiles en 1923 convocaron a una asamblea popular en el local de la Federación de Conductores y Motoristas, en la "Espalda de Santa Clara", en los Barrios Altos. Hubo una concurrencia espectacular. El local estaba lleno. Asistieron entre otros la Federación de Panaderos "Estrella del Perú"; el inmortal Amauta José Carlos Mariátegui, estudiantes venidos desde Trujillo, Luciano Castillo, Teodomiro Sánchez y otros jóvenes rebeldes de la época. Con 24 años, Pinglo escuchó de pie por primera vez en su vida al Amauta.
Contaba Augusto Ballón que la palabra de José Carlos Mariátegui quedó imborrable en la conciencia del joven Felipe. Igualmente lo impresionó la palabra del mártir obrero Delfín Lévano. Fue una noche auténticamente revolucionaria. Delfín Lévano representaba la corriente anarco sindicalista. Era muy querido. José Carlos Mariátegui representaba la corriente marxista. En un momento no se pusieron de acuerdo y se puso muy áspero el debate. Lévano y su gente empezaron a retirarse. La palabra del Amauta resonó como trueno: ¡Compañero Lévano, somos muy pocos para dividirnos". La grandeza del mártir entendió. Don Delfín y su gente regresaron. Fuertes aplausos y abrazos los recibieron.. Y en homenaje al triunfo de la unidad, cientos de obreros y estudiantes entonaron "La Internacional". Por primera vez los Barrios Altos escucharon "!Arriba los pobres del mundo / de pie los esclavos sin pan!". Desde Las Carrozas hasta el Carmen se cantó el himno de los trabajadores del mundo. Pinglo y Ballón acompañaron emocionados la manifestación. Esa emoción se haría presente más tarde en "El canillita", "Pobre obrerita", "El plebeyo", "Mendicidad", "Oración del labriego", "Jacobo el leñador" y otros.
Felipe se hizo muy amigo de Pedro Lévano, hermano de Delfín. Delfín Lévano, heroico dirigente proletario, estaba en la miseria, sin poder trabajar para mantener a su familia. Las prisiones y las torturas que les infligieron los soplones asesinaron sus manos y sus piernas. La clase obrera, su clase, salió en su apoyo. Los obreros organizaron una función "En honor y beneficio del amigo del pueblo. Honrado y laborioso trabajador y escritor obrero: Delfín Lévano". Se realizó ésta en la sala "Manco Cápac", hoy cine Beverly. Fue un sábado 28 de noviembre de 1931.
Actuaron grupos obreros y grupos artísticos profesionales. El gran dúo que integraban Luciano Huambachano y César Pizarro, Germán Concha y Carlos Covarrubias, famosos cantores; el dúo de guitarristas E. Márquez y J. Romero; el trío J. Verástegui, C. Mirando y A. Santos. Reapareció el cantor y bailarín "El africanito". Un obrero de apellido Macedo, figura programado. Se dice que interpretó hermosas canciones y que debutó la estudiantina de José Lazo. Todo en funciones de vermouth y noche. La platea costó 44 centavos y la "cazuela" 22. Fue un lleno total.
Días antes de la actuación, Pinglo se enteró por la progaganda de este homenaje benéfico para Delfín Lévano. El bardo tenía gran admiración por la valentía de Lévano. Inmediatamente se dirigió a la avenida Manco Cápac, en La Victoria. A un callejoncito, a media cuadra de lo que hoy es el cine Odeón. Allí vivía Pedro Lévano. Felipe le preguntó molesto por qué no lo habían considerado en el programa. Pedro Lévano le dio mil excusas y le explicó que la organización lo había distraído. Pinglo insistió en actuar y cantó y tocó fuera de programa. Muy pocas personas saben que en una época se prohibieron cantar por radioemisoras varias canciones de Felipe Pinglo. Fue por 1939, cuando gobernaba el país el general Oscar R. Benavides, con la consigna de "Orden, Paz y Trabajo". Una de las canciones prohibidas fue "El plebeyo".
Fragmento del artículo "Felipe, soberano"
http://home.snafu.de/angelam/Centenario.htm
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