EFE
La vida de Jovanka Broz, anciana viuda del antiguo líder comunista y presidente yugoslavo Josip Broz Tito, es un misterio desde que por sorpresa dejó de aparecer en público unos años antes de la muerte de su esposo, en mayo de 1980.
Desde entonces, su destino despertó en varias ocasiones la curiosidad del público y la prensa, que la asediaba sin cesar para sacar de ella algún detalle y conocer los motivos de su larga reclusión y su ausencia en los últimos viajes de Tito, así como su expulsión de la residencia presidencial tras la muerte de ese líder.
Se especula sobre la existencia de supuestas cuentas secretas de Tito con 2.500 millones de dólares en algún banco suizo, sobre una participación accionarial suya en el lujoso hotel Imperial de Viena o sobre que ella sería la única heredera del mariscal.
Pero según las autoridades y los descendientes de Tito esto no son más que especulaciones.
Hasta ahora, no ha habido explicación oficial de los motivos del aislamiento de Jovanka Broz en una casa cercana a su antigua residencia, grande pero en bastante mal estado, en el barrio aristocrático belgradense de Dedinje.
Un renovado interés por ella surgió tras una reciente visita del ministro serbio del Interior, Ivica Dacic, quien prometió a la viuda el pasaporte, que no tenía pero que ahora ha pedido, y más atención a las condiciones en las que vive, ya que no tiene pensión.
La jefa de la Oficina de prensa del Ministerio serbio del Interior, Suzana Vasiljevic, dijo a Efe que Broz obtendrá el pasaporte dentro de pocos días, y que en el 2006 le fue emitido el documento nacional de identidad.
Explicó que el problema es que ella no tiene solucionado su estatus financiero, no tiene pensión oficial "porque Tito no tenía un sueldo", sino que recibe del Estado una recompensa cada mes, posiblemente en base a algún decreto anterior.
Los cronistas aseguran que Jovanka Broz fue apartada de Tito en los últimos años de su vida para que no se metiera en política en contra de la voluntad de algunos poderosos camaradas.
Según el libro "Tito -tajna veka" (Tito -el secreto del siglo), del autor Pero Simic, recién publicado, Tito se alejó de su esposa después de 25 años de matrimonio por "la impaciencia de sus colaboradores más próximos, para los que ella era un obstáculo hacia una mayor influencia sobre el envejecido presidente".
Pero su aislamiento no cesó ni tras la descomposición de la federación yugoslava, ni tras la derrota del comunismo en Serbia, a comienzos de la década pasada.
La propia Broz eludía a la prensa, y sólo dio una entrevista breve, esta semana, al diario serbio "Politika", donde declaró que la "expulsaron como una maleta" de la residencia.
"En camisón de noche, sin nada, sin derecho a llevarme alguna foto nuestra, alguna carta, libro, ropa, y contra mi voluntad me metieron en esa casa, según dijeron, de forma temporal, pero en que vivo desde hace casi tres décadas", declaró.
Jovanka Budisavljevic, destacada partisana, joven y bella, conoció a Tito durante la Segunda Guerra Mundial. Se casaron en 1952, ella a los 28 años de edad, y él a los 60.
Fue el tercer matrimonio de Tito, y el único en que no tuvo hijos. De los dos anteriores tuvo dos hijos varones.
Tito murió el 4 de mayo de 1980, después de 35 años al frente de Yugoslavia (entonces formada por Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia, Montenegro y Macedonia), el país más próspero del Este, favorito de Occidente y líder de los no alineados. Su funeral en Belgrado reunió a la cúspide de la política mundial.
Todavía ahora su personalidad despierta en Serbia la nostalgia por los tiempos de bienestar e ilusión por un buen futuro.
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