miércoles, 8 de octubre de 2008

ECUADOR: UNA NUEVA CONSTITUCIÓN PARA UNA NUEVA REPÚBLICA

Por Yomar Meléndez Rosas



Luego de la etapa oscura que significó la caída de ocho gobiernos en una sola década, Ecuador va encontrando los caminos de su estabilidad.

Rafael Correa, interesante modelo que ha logrado combinar las cualidades de político izquierdista y técnico eficiente, es el conductor de este inédito período denominado “Revolución Ciudadana”.

Junto a un extenso y disímil arco de aliados ha logrado, en poco más de dos años, variar radicalmente la correlación de fuerzas sociales y políticas, aprobando una original Constitución que ha sido respaldada el pasado domingo por casi dos tercios de ecuatorianos.

Es bueno preguntarse ¿por qué tanto apoyo en las ánforas? y ¿por qué tanta resistencia de algunos medios de comunicación, grupos conservadores y algunas fracciones de la iglesia católica?

Conocidos estudiosos del derecho ecuatoriano señalan que las cartas precedentes nunca fueron inclusivas. Mencionan, por ejemplo, que en la Asamblea Nacional Constituyente de 1830 sólo participaron siete representantes, marginándose a quienes formaron parte de la brega independentista. Es una regla que, lamentablemente, se repite en la mayoría de transformaciones jurídicas de América Latina.

El proceso constituyente actual, sin embargo, fue completamente distinto. La convocatoria a la Asamblea obtuvo más del 80% de votos favorables en consulta nacional y se abrieron las puertas para que el pueblo sea el principal protagonista en la elaboración de la Carta Magna. En Ciudad Alfaro y Montecristi los asambleístas recibieron a más de mil quinientas delegaciones sumando, aproximadamente, 70 mil personas; paralelamente se desarrollaron 48 Foros Ciudadanos y veinte mesas itinerantes en todas las provincias del país.

Empero, lo más importante estuvo en los contenidos. Si bien la norma es excesivamente detallista (444 artículos y treinta disposiciones transitorias), parece que la heterogénea realidad así lo exigía. Aspectos como el reconocimiento a la Pacha Mama y las luchas sociales de liberación destacan en el Preámbulo.

Recursos naturales que pertenecen al Estado, prohibición de bases militares extranjeras, naturaleza como sujeto de derechos, no discriminación por orientación sexual e identidad de género, concepto indígena del buen vivir (sumak kawsay), derecho a la veracidad en la información, educación pública gratuita, laica y universal, atención prioritaria a adultos mayores, jóvenes, mujeres embarazadas, niñas, niños y adolescentes, revocatoria de todas las autoridades de elección popular (incluido el Presidente de la República ), representación paritaria de hombres y mujeres en la función pública son algunas de las innovaciones constitucionales más importantes.

Quizá eso explique el multitudinario apoyo recibido por el nuevo Pacto Social ecuatoriano y la esperanza de cambio profundo que hoy recorre la patria de Eloy Alfaro.

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