domingo, 26 de abril de 2009

El fascismo y las urnas. Bolivia y Moldavia. Marcos Domich‏

EL FASCISMO Y LAS URNAS

Marcos Domich*






Guerra avisada no mata moros reza el dicho español. Pero en el caso boliviano habría que decir: guerra avisada mata pobres y originarios. Es que recordando septiembre del año pasado - los asaltos, la masacre de Pando, el vandalismo de claro tinte racista y cuño político fascista, practicado sobre todo por las “uniones juveniles”, instigadas y sostenidas por los prefectos de la “media luna” y los mal llamados comités cívicos – no hay dónde perderse. Si se repasa la historia nacional, desde la Revolución de Abril, pasando por los gobiernos militares patrióticos de Ovando y Torres y el gobierno de la UDP son archiconocidas las acciones del escuadrismo fascista. Desde los “camisas blancas” de la Falange, hasta los camisas negras aparecidos recientemente en el Oriente, todos aplican los mismos manuales subversivos, mientras sus inspiradores recitan el mismo libreto, apenas remozado en los nombres y uno que otro detalle del momento. La historia no cambia si echamos una mirada más allá de nuestras fronteras tanto en Latinoamérica como en el mundo. En la década del 70 ¿no hubo una “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina)? ¿No hubo una “Patria y Libertad” pinochetista? Acaso se puede olvidar en Nicaragua, en Colombia, en Venezuela a los “contras”, los “paramilitares de las AUC” y los “escuálidos”.

Podríamos llenar cuartillas con antiguos y nuevos casos europeos. Tomaremos uno reciente. Los medios apenas si se han referido a lo que pasó el último domingo en Moldavia. En esta república ex soviética ganó las elecciones el Partido Comunista. Obtuvo el 50% de los votos, ganando 60 de 101 escaños de su parlamento. No necesita alianzas para elegir al sucesor de Vladimir Vorodin, el actual presidente comunista. Las elecciones han sido calificadas como “correctas y democráticas” por misiones de observadores europeos. Sin embargo, los muchachotes de la “Juventud Anticomunista Moldava” (JAM), “pidiendo la anulación de las elecciones por fraudulentas”, han organizado tumultos que desbordando a la policía han ocupando recintos oficiales: el parlamento y la residencia presidencial en el centro de Kishiniov. Han destrozado todos los vidrios y han incendiado los muebles. Al cerrar estas líneas el presidente Voronin afirmó que la situación está controlada y, sintiéndose seguro, mandó a recontar los votos. Los tres partidos perdidosos se han distanciado hipócritamente de las acciones de la JAM. Un detalle impactante es que en los edificios ocupados la JAM izó las banderas de Rumania y de la Unión europea. Hay un claro matiz separatista rusófobo y pro rumano y europeo occidental, rasgo característico de la tríada ideológica del fascismo.

¿No se parece esto a lo que ya pasó en Bolivia el año anterior? Absolutamente. El pretexto ahora es el “padrón contaminado”. En diciembre la derecha sufrirá una tunda más. Por eso su horror a las elecciones. Por eso mismo buscarán pretextos y pueden lanzarse a las aventuras golpistas, a la guerra civil separatista o al magnicidio.

Es ineludible tomar medidas. Dormir con un ojo abierto y hacer una gran operación de rectificaciones, de consolidación del voto y sobre todo de rescate de las clases medias con un programa claro y una conducción unida y sin tacha.

*Dirigente del PC de Bolivia

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