y sus principales retos a desarrollar en la formación política de la militancia.
Marco Sipán
Primer Secretario de la JotaCé - Patria Roja
El entenderse como comunista encierra la comprensión de la esfera de todo humano, ello nos convoca a interpretar con amplitud una variedad de temas posibles en el ámbito social, pero a diferencia del relativismo posmoderno, para los marxistas la cotidianidad humana no es horizontal, los saberes no tienen la misma consideración y todos los aspectos no influyen con la misma relevancia en los fenómenos sociales; hay cuestiones fundamentales y principales dentro de las contradicciones que envuelven cada hecho y la formación política ha desarrollarse debe considerarlo, siempre partiendo de los hechos concretos.
Podríamos mencionar, que deberíamos formarnos con respecto a temas referidos a estudios culturales, sobre gestión de gobierno, género, temas ambientales, étnicos, universitarios, entre muchísimos más, y de seguro algunos militantes serán a fin a uno u otro tema con mayor entusiasmo y capacidad; no nos cabe duda que son temas importantes y atrayentes, en las cuales es indiscutible que debemos prepararnos. Pero entendamos también que en la formación, como en todo, partimos de la realidad y guiados bajo objetivos políticos, por ello considerando esta ola temporal de crecimiento en la militancia, en la cual a distinción de antaño donde tanto en las universidades como en los propios colegios se encontraba un acercamiento a categorías y conceptos cercanos al pensamiento marxista o aunque sea una perspectiva patriótica e histórica sobre la realidad, y donde también en la juventud emergía una emotividad por la participación política; hoy todo esto ha sido reemplazado por discursos pragmáticos que le construyen al joven un ideal de vida alienado, generándole una emotividad consumista. Toda la estructura de la sociedad atrapa a los jóvenes, los arrastra al desinterés hacia lo colectivo, los ahoga en la inmediatez y en el descontrol. Se les formula desde los medios de comunicación el hedonismo, la agresividad, se confunde la ironía con el insulto, la libertad con el desenfreno, el amor con el culto al sexo. La naturaleza del sistema capitalista es mercantilizarlo todo, cosificarlo todo: los afectos, los romances, las amistades, el agua, el aire, las costumbres; todo lo humano, incluso sus sentimientos.
Nuestra nueva militancia intenta romper aquello. Se acercan a la organización con el interés de trasformar la situación actual, comprender las causas de los problemas sociales y activar en pro de la construcción de una sociedad alternativa. Debemos comprender junto a estas consideraciones el objetivo del Partido para la refundación de la Juventud Comunista, planteado en su estatuto, que consiste en ser su fuerza auxiliar y de reserva de él, organizar, educar y movilizar a la juventud peruana siendo una organización revolucionaria de masas. Es deber de los jóvenes comunistas prepararnos para lo que nos exige el Partido y este III Congreso Nacional será una campaña nacional que nos permita avanzar en este rumbo.
Integramos a los jóvenes avanzados en el espíritu de cambio, que aún requiere mejor y mayor calificación políticamente para asumir una vida revolucionaria, esta tarea recae principalmente en los comités del Partido que junto a la dirección nacional de la Juventud Comunistas estamos obligados a orientarlos bajo el programa y la línea del Partido, asumiendo el marxismo leninismo como guía teórica para la acción. La formación ideo-política militante no puede caer en la seducción del espontaneismo, los espacios abiertos con seminarios diversos son indispensables como mecanismos de incorporación de nueva militancia pero no son espacios de formación ideo-política. No avanzaremos mucho si pensamos que nuestra formación consiste en elucubraciones sobre el comportamiento político a través de simples lecturas burguesas. A los comunistas nos evalúa la historia por el trabajo de masas y es ahí donde debemos aprender la lectura de la realidad; no simplemente activar en ellas, sino sobre todo armarla con la teoría revolucionaria. Marx menciona que antes que el proletariado tomase las calles con barricadas, ya los comunistas habían tenido inmensas victorias intelectuales que habían desmoronado las estructuras de ideas que se regían en ese momento (refiriéndose a la Comuna de París). Un comunista es aquel que puede interpretar teóricamente las circunstancias históricas en que se desenvuelven la lucha de clases y desarrollar la teoría revolucionaria para actuar en ella, acelerándola y conduciéndola hacia el socialismo.
Así mismo debemos entender que la formación militante no es solo la instrucción teórica, siempre será la relación dialéctica entre el pensar y el actuar, la teoría y la práctica, la razón y la voluntad, y el proceso de formación como militantes comunistas también y como todo es una constante lucha, lucha y más lucha. Lucha contra las viejas concepciones, contra la voluntad de no estudiar, contra el abstencionismo, contra nuestras propias tradiciones, contra nuestras subjetividades, contra nuestros viejos y malos hábitos de estudios, contra nuestro aburrimiento, contra nuestro tiempo libre y nuestro ocio, contra nuestras horas de sueño, contra nuestro presupuesto. La Juventud Comunista no puede ser una asociación de emociones, sino esa fuerza juvenil comunista que haga suyo todo lo humano, que sujetando la ciencia, la filosofía y la ideología proletaria puedan accionar revolucionariamente con vocación y voluntad de poder, pues la política para los comunista expresa ello, la conquista del poder para el pueblo, por eso tenemos la organización leninista, por eso sujetamos el marxismo-leninismo como herramienta de lucha. Es la política revolucionaria la que determina lo orgánico e ideológico, sobreponer como finalidad lo orgánico o ideológico, nos hace estar de espaldas al pueblo, convirtiéndonos en sectarios y dogmaticos.
Entendemos que la construcción de un sistema nacional de formación no debe ser una miscelánea de temas interesantes, ni una miscelánea de textos marxistas, o de biografías de héroes del socialismo. La formación militante debe construir la teoría revolucionaria que envuelva todos los ámbitos de la sociedad. Debe considerar siempre el momento en que se desenvuelve la lucha de clases y las perspectivas de nuestro objetivo ulterior: la Sociedad Comunista. Así mismo, debe y tiene que considerar las características de los militantes, los niveles de comprensión del marxismo en que se encuentran, la formación tiene que ser rigurosa, ordenada, tener actividades diversas, ¿o acaso una actividad económica no nos hace reflexionar sobre el principio de auto sostenimiento de los comunistas? Por supuesto que sí. Demos hacer de nuestras actividades siempre espacios de formación comunista. Este III Congreso Nacional debe ser la campaña de cualificación de nuestra militancia de nuestra organización.
Debemos ver el proceso congresal como espacio de formación y de debate político, que debe tener jornadas de concentración de la militancia, pero reconocer que el trabajo fundamental es su realización en los organismos de base, en los círculos. El esfuerzo mayor de los dirigentes es hacer funcionar sus círculos, es ahí donde se constituye el espacio inicial de formación colectiva ideológica, política, cultural. El accionar del trabajo político y de masas en búsqueda de la hegemonía en su ámbito correspondiente es una tarea fundamental de cada militante del Circulo, es al calor de ese accionar donde se va forjando la actitud revolucionaria de los militantes y el éxito de un Congreso de Circulo dará un salto cualitativo en su accionar, siendo los círculos las bases de los comités eso se reflejará y se afirmar la institucionalidad unificando: tácticas, políticas, dirección, acuerdos, tareas y responsabilidades de cara a los próximos años, objetivo mayor que tiene este proceso congresal.
Las reuniones ampliadas facilitan la presentación de los temas expuestos en los documentos congresales, pero solo se limita a ser un seminario académico, con algunas intervenciones en el mejor de los casos de exposiciones de naturaleza política pero no un proceso de adoctrinamiento y debate orgánico. Es la reunión del círculo la que permite reflexión, la interiorización de los contenidos, nos permite contrastar en la práctica la teoría. No se puede caer en la formalidad de tener como prioridad al ponente, cuántos son los asistentes o las condiciones del local, pues siendo importantes no tienen relevancia en el trabajo práctico. Entender el Congreso como herramienta de cualificación, es entender como prioridad al militante a su participación activa dentro de la jornada, para que mejore su nivel de abstracción, para que elabore constructos políticos en determinadas condiciones, para que siempre relacione dialécticamente la información y el conocimiento que ha sido se le imparte y como eso le puede ayudar a solucionar problemas reales y cotidianos en el quehacer político. El III Congreso debe enseñar a nuestra militancia, que derecho a una amplia discusión, a la diversidad de opinión, pero ser claro también la disciplinada férrea en el cumplimiento de la acción algo que sin duda será zanjado en este proceso. No solo es suficiente señalarlo en el estatuto sino educar a la militancia por que asumimos el centralismo democrático como principio no discutible, siendo este una unidad dialéctica que garantiza nuestra vigencia.
Considerando las circunstancias particularidades de la lucha de clases, entendemos que son 3 cuestiones principales a resolver en presente ámbito de la formación de la militancia de la Juventud Comunista: la mística revolucionaria, la dinámica actual de la lucha de clases y el trabajo de masas a través del frente único y pasaré a explicarlas.
La formación de un comunista consta del entendimiento del marxismo, su doctrina, su método es decir la concepción proletaria del mundo, Mariátegui complementando expresa también que “La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad” esta es la mística revolucionaria que necesitamos construir en la Juventud Comunista, es ahí donde debemos ahondar la formación y al calor del proceso congresal desplegar toda la mística posible, haciendo de este Congreso, un Congreso de cara a la juventud peruana, teniendo fe en lo que creemos, pasión en nuestra accionar y la voluntad de poder inquebrantable para poder derrotar a nuestro enemigo de clase.
Hay que descubrir cómo actúa la Burguesía en cada escenario, en cada aspecto de la vida, desde las grandes estructuras pero también desde lo micro, lo cotidiano; como el sistema a avanzado en la dirección de las vidas del pueblo, esta también es una tarea fundamental para este periodo. Hay que tener siempre claro, que la conducta de la juventud no es cosa del destino o está guiada por el azar, sino que es una gran estrategia del imperialismo para mantenerla fuera de los espacios políticos públicos; en síntesis es entender la dinámica de la lucha de clases. Debemos entender a cada militante hombre o mujer como resultado de sus experiencias sociales vividas, entender su biografía como un conglomerado de relaciones sociales que lo han construido como tal. El Congreso tiene que trabajar en su formación para hacerlo entender también la lucha de clases en su trabajo político, generarle el ánimo constante de la reflexión marxista para desnudar el capitalismo. El estudio del marxismo tiene que ser intenso, con mucho afán, dedicado, investigativo con lo cual poder conocer como este sistema sigue operando económico, político e ideológicamente. Es aquí donde debemos llegar a los diferentes temas desde una crítica marxista, la crítica entendida no como un simple juzgamiento, sino como proceso científico del conocimiento, recordando lo menciona MARX sobre ella, la crítica es tonar claro lo que se mantenía oscuro. El III Congreso Nacional hará el esfuerzo de esclarecer las condiciones de opresión en la cual se encuentra la juventud dentro del capitalismo y generar las herramientas para su liberación.
Por último nuestra praxis siempre debe mantener una clara política de frente único, resolver esa contradicción entre vanguardia y masas. Y así como es necesario conocer a nuestro enemigo, es necesario estudiarnos a nosotros mismos, conocernos es la garantiza de todo éxito revolucionario.
Nuestra línea se basa firmemente en nuestro trabajo con el pueblo, nuestro trabajo en las masas, es decir la construcción de nuestro frente único con todas las fuerzas de cambio. Por ello, estudiar a nuestros aliados, a los demás sectores del campo popular es indispensable para forjar la unidad y vencer. El III Congreso Nacional debe consolidar una propuesta sobre el frente único, andar solos nos hará persistir como fuerza marginal así sumemos miles, en comparación de los millones de jóvenes que hay en el país, un frente único juvenil puede jugar un rol importante en la historia actual como lo han jugado diversas experiencias latinoamericanas.
En este proceso congresal la Juventud Comunista del Perú debe escuchar una de las tareas que Lenin menciona a los jóvenes rusos: “La Unión de Juventudes Comunistas debe ser la fuerza de lucha que en todos los terrenos aporte su ayuda y manifieste su iniciativa, su espíritu emprendedor. La Unión debe ser tal, que todos los obreros vean en sus miembros gente cuya doctrina les sea tal vez incomprensible, en cuyas ideas no crean tal vez inmediatamente, pero cuyo trabajo real y cuya actividad muestren que son ellos los que indican el verdadero camino”. “No basta con que el poder de los soviets dé una orden, o que el Partido lance una consigna, o que determinado contingente de los mejores militantes se dedique a esta tarea. Es preciso que la joven generación ponga también manos a la obra. El comunismo consiste en que la juventud, los muchachos y muchachas pertenecientes a la Unión de Juventudes se digan: he aquí el trabajo que nosotros debemos realizar; nos agruparemos e iremos a todos los pueblos”, convencidos de superar los retos y desarrollar la formación de nuestra militancia nos queda afirmar que el III Congreso Nacional debe destinarse a las masas, a las bases, a la acción política.
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