La humanidad progresista, y en el centro de ella el proletariado internacional. Se aprestan celebrar una fecha memorable: el 1º de mayo.
Día de combate, pues es su origen, marcado por el asesinato, a sangre fría, de los obreros de Chicago. Día de fraternidad, pues une en un abrazo común a todos los trabajadores del planeta en la lucha por un mundo mejor, libre de opresión de un pueblo por otro, de una nación por otra, que significan el capitalismo y el imperialismo.
Ninguna conquista en beneficio de los trabajadores se ha alcanzado sin lucha. En el camino cayeron miles de luchadores, muchos más fueron perseguidos, encarcelados y torturados. Los ejemplos sobran y no en vano se recuerda a los mártires de Chicago. El Primero de Mayo es el símbolo de la abnegación, del coraje, de la dignidad de los excluidos y los explotados de siempre. Por eso su lugar está en las calles y en las plazas, no en los cenáculos ni en el festín.
La ofensiva neoliberal que inició Fujimori y continúa el gobierno aprista, coaligada con la derecha conservadora y el fujimorismo, ha liquidado derechos fundamentales conquistados con lucha sangre, entre ellas las 8 horas de trabajo y la estabilidad laboral.
Se abre paso el terror blanco pues pende remanentemente la amenaza de despido sobre la cabeza de cada trabajador a los que se les niega su derecho a organizase sindicalmente; se han impuesto los servicesen condiciones de trabajo propios del siglo diecinueve; los salarios han caído mientras la riqueza se concentra en manos de los trandes empresarios y las transnacionales que, como siempre, se llevan la parte del león.
El capitalismo, por otro lado, se ha mostrado incapaz de resolver el problema de la ocupación plena y la pobreza. Incapaz también de sacar al país del atraso, de proteger el medio ambiente, de dar término a la condición de país productor de materias primas en un mundo donde la ciencia, la tecnología y el conocimiento son el factor fundamental del desarrollo.
El primero de Mayo es un día de reflexión pero también de combate, de reafirmación en el ideal socialista que dejó como herencia preciada José Carlos Mariátegui, el organizador y guía intelectual y moral de los trabajadores peruanos.
Organización, unidad, conciencia, convicción de lucha y de victoria: he allí las llaves para salir adelante.
Reconstruir el tejido sindical ahora debilitado, unir las fuerzas ahora dispersas, conciencia de clase para enfrentar a un adversario poderoso que no da tregua y que no hará ninguna concesión si no lo obligas mediante la fuerza, firmeza y voluntad de lucha, son requisitos fundamentales a tomar en cuenta.
Bajo presión del empresaridao y con la complacencia del gobierno aprista, el Congreso se nuega aprobar una Ley del Trabajo justa. Quieren eternizar la ausencia de derechos para los trabajadores y las ventajas para el capital. Quieren destruir las pocas fuerzas organizadas para quebrar la capacidad de resistencia e los asalariados. Pero no lo lograrán. Se propusieron liquidar a SUTEP, el heroico sindicato de los maestros, y no lo podrán. Pretenden dividirlo, y no lo conseguirán.
Ayer nomás, con el Paro del 12 y 13 de abril, los pobladores y trabajadores de Ancash dieron uyna muestra de lo que es capaz l pueblo si se une y organiza. Hoy están en pie de lucha los obreros mineros y los cocaleros. Mañana serán otros. A todos ellos nuestro abrazo fraterno y nuestro respaldo.
¿Qué hacer? Sumar fuerzas, sumar siempre, dejando atrás el divisionismo. La unidad y la lucha serán siempre la clave de la victoria.
Pero no es suficiente la unidad sindical o popular en los rentes regionales que se reactivan y empiezan a entrar en movimiento. Es indispensable también la lucha política para conquistar un gobierno popular, patriótico, descentralista, capaz de llevar a cabo los grandes cambios a los que aspira el pueblo peruano.
Sí, la unidad política para llevar al pueblo al gobierno y al poder. Gran unidad para un gran cambio: he allí la llave del éxito. En esta tarea, nadie que se reclame patriota, demócrata, honesto, parte el pueblo expoliado y excluido, sobra. Que las diferencias parciales o los intereses mezquinos no impidan abrir un nuevo camino para el Perú. En esta tarea los trabajadores tienen un gran compromiso.
¡Salud y victoria, pueblo trabajador! Es lo que desea el Partido Comunista del Perú – Patria Roja. Nuestra bandera roja es tu bandera, tu sueño libertario es nuestro sueño.
Día de combate, pues es su origen, marcado por el asesinato, a sangre fría, de los obreros de Chicago. Día de fraternidad, pues une en un abrazo común a todos los trabajadores del planeta en la lucha por un mundo mejor, libre de opresión de un pueblo por otro, de una nación por otra, que significan el capitalismo y el imperialismo.
Ninguna conquista en beneficio de los trabajadores se ha alcanzado sin lucha. En el camino cayeron miles de luchadores, muchos más fueron perseguidos, encarcelados y torturados. Los ejemplos sobran y no en vano se recuerda a los mártires de Chicago. El Primero de Mayo es el símbolo de la abnegación, del coraje, de la dignidad de los excluidos y los explotados de siempre. Por eso su lugar está en las calles y en las plazas, no en los cenáculos ni en el festín.
La ofensiva neoliberal que inició Fujimori y continúa el gobierno aprista, coaligada con la derecha conservadora y el fujimorismo, ha liquidado derechos fundamentales conquistados con lucha sangre, entre ellas las 8 horas de trabajo y la estabilidad laboral.
Se abre paso el terror blanco pues pende remanentemente la amenaza de despido sobre la cabeza de cada trabajador a los que se les niega su derecho a organizase sindicalmente; se han impuesto los servicesen condiciones de trabajo propios del siglo diecinueve; los salarios han caído mientras la riqueza se concentra en manos de los trandes empresarios y las transnacionales que, como siempre, se llevan la parte del león.
El capitalismo, por otro lado, se ha mostrado incapaz de resolver el problema de la ocupación plena y la pobreza. Incapaz también de sacar al país del atraso, de proteger el medio ambiente, de dar término a la condición de país productor de materias primas en un mundo donde la ciencia, la tecnología y el conocimiento son el factor fundamental del desarrollo.
El primero de Mayo es un día de reflexión pero también de combate, de reafirmación en el ideal socialista que dejó como herencia preciada José Carlos Mariátegui, el organizador y guía intelectual y moral de los trabajadores peruanos.
Organización, unidad, conciencia, convicción de lucha y de victoria: he allí las llaves para salir adelante.
Reconstruir el tejido sindical ahora debilitado, unir las fuerzas ahora dispersas, conciencia de clase para enfrentar a un adversario poderoso que no da tregua y que no hará ninguna concesión si no lo obligas mediante la fuerza, firmeza y voluntad de lucha, son requisitos fundamentales a tomar en cuenta.
Bajo presión del empresaridao y con la complacencia del gobierno aprista, el Congreso se nuega aprobar una Ley del Trabajo justa. Quieren eternizar la ausencia de derechos para los trabajadores y las ventajas para el capital. Quieren destruir las pocas fuerzas organizadas para quebrar la capacidad de resistencia e los asalariados. Pero no lo lograrán. Se propusieron liquidar a SUTEP, el heroico sindicato de los maestros, y no lo podrán. Pretenden dividirlo, y no lo conseguirán.
Ayer nomás, con el Paro del 12 y 13 de abril, los pobladores y trabajadores de Ancash dieron uyna muestra de lo que es capaz l pueblo si se une y organiza. Hoy están en pie de lucha los obreros mineros y los cocaleros. Mañana serán otros. A todos ellos nuestro abrazo fraterno y nuestro respaldo.
¿Qué hacer? Sumar fuerzas, sumar siempre, dejando atrás el divisionismo. La unidad y la lucha serán siempre la clave de la victoria.
Pero no es suficiente la unidad sindical o popular en los rentes regionales que se reactivan y empiezan a entrar en movimiento. Es indispensable también la lucha política para conquistar un gobierno popular, patriótico, descentralista, capaz de llevar a cabo los grandes cambios a los que aspira el pueblo peruano.
Sí, la unidad política para llevar al pueblo al gobierno y al poder. Gran unidad para un gran cambio: he allí la llave del éxito. En esta tarea, nadie que se reclame patriota, demócrata, honesto, parte el pueblo expoliado y excluido, sobra. Que las diferencias parciales o los intereses mezquinos no impidan abrir un nuevo camino para el Perú. En esta tarea los trabajadores tienen un gran compromiso.
¡Salud y victoria, pueblo trabajador! Es lo que desea el Partido Comunista del Perú – Patria Roja. Nuestra bandera roja es tu bandera, tu sueño libertario es nuestro sueño.
¡Viva el 1º de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores!
¡Recuperemos las calles y las plazas en esta jornada de combate!
¡La victoria será nuestra si sabemos conquistarla!
¡El Socialismo sigue siendo la bandera de nuestro tiempo!
El Comité Central del Partido Comunista del Perú - Patria Roja.
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