El caso de Venezuela debe replantearse, inclusive y necesariamente, con todas las televisoras, esas concesiones de veinte años, es una eternidad. Los medios tienen fines u objetivos predeterminados y ciertas pautas que deben ir tejidas con los grandes proyectos humanos y sociales, entonces no puede ser tan larga una concesión, teniendo en cuenta que tales fines pudiesen desviarse.
Las empresas televisas o audiovisuales tiene un poder inescrutable sobre los miembros de la sociedad, su mal uso ocasiona daños irreversibles, los mass media tienen una devastadora influencia en los comportamientos masivos, en sus creencias, en sus valores, en sus estereotipos, en sus definiciones, en sus capacidades de elegir determinadas situaciones, gustos, destinos individuales y grupales, por citar algunos. Ante tal situación, el estado debe seguir el ejemplo de países como Inglaterra, Francia, Italia, donde las concesiones son limitadas, lo que permitiría quitar una concesión con aquellos que se desvíen de los fines primordiales de informar, educar y entretener.
Rctv, junto a Venevisión, Globovisión y Televén, han sido protagonistas del abuso de un poder que es del pueblo, para utilizarlo contra el presidente Chávez, contra el sistema democrático y contra la voluntad del mismo pueblo venezolano; este último, troquelado con el proyecto bolivariano. Rctv, tiene los días contados, el próximo 27 de mayo, se le acaba la concesión y el estado, en legítimo derecho no le va a renovar la concesión sino que, según se estudia, pasará a ser una televisora de mucho alcance comunitario y alternativo que presentará una programación que deberá tener una programación más acorde a las necesidades de todos; la cual, esperaremos observar para colaborar en su construcción.
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