El primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda, ha dimitido al considerar que es lo mejor para el país, según ha anunciado en una rueda de prensa a última hora de la noche. Fukuda había remodelado la mayor parte de su Gobierno en un intento por frenar la caída de su popularidad, que según los últimos sondeos rondaba el 25%, y ante un parlamento dividido. "Necesitamos un nuevo equipo para llevar a cabo nuestras políticas", ha dicho Fukuda.
Fukuda, de 72 años, no ha permanecido ni un año en el cargo, al igual que su antecesor, Shinzo Abe. Ninguno fue elegido en las urnas, pues fueron designados por su partido, el Liberal Demócrata (PLD), como sucesivos sucesores de Junichiro Koizumi, el último primer ministro designado por unas elecciones en Japón, en 2005.
"Lo que pase ahora es un asunto del PLD (Partido Liberal Demócrta)", ha señalado Fukuda al ser preguntado sobre la fecha de la elección de su sucesor. El todavía primer ministro, que en julio organizó la cumbre de líderes del G8 en Japón, ha indicado que ha puesto en marcha los trámites para elegir a un nuevo presidente del PLD, cargo que desde hace más de medio siglo conlleva el puesto del jefe de Gobierno de Japón.
Bloqueo opositor en el Senado
Desde que fue designado primer ministro a el 25 de septiembre de 2007, Fukuda no ha tenido un momento de tregua, debido a que la oposición del Partido Democrático (PD) domina el Senado, donde ha paralizado la mayoría de las iniciativas del Gobierno, económicas y políticas.
Japón atraviesa por un estancamiento político. La oposición ha criticado duramente al primer ministro por su carencia de visión global para la segunda potencia económica del mundo, por su indecisión e incluso por la inestabilidad que sufre en su propio partido. En su defensa, Fukuda ha argumentado que los problemas parlamentarios le han provocado "muchos dolores de cabeza" y que la oposición ha estado "siempre en contra de todas mis ofertas, especialmente en los proyectos de ley más importantes", como los económicos.
Además, el Partido Liberal Democrático (PLD) acusa a su líder de no tener pericia para manejar el bloqueo de la política nacional, derivado de la mayoría que ejerce el Partido Democrático en la poco decisiva Cámara Alta del Parlamento, pero con la que logra impedir que prosperen decisiones gubernamentales.
*Extraído de "El País"
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