Una mirada a la gestión de Susana Villarán
Por Luis Gárate
Dirigente JotaCé
La gestión municipal de Lima encabezada
por Susana Villarán ha podido remontar los intentos revocatorios de los
operadores de ex alcalde Luis Castañeda y empieza a recibir un mayor
apoyo de la ciudadanía con el avance de sus principales obras.
Sin embargo aún tiene un elevado índice
de desaprobación en amplios sectores de limeños, la cifra bordea el 67
por ciento según algunas encuestadoras. Para los partidos de la
Confluencia por Lima y los sectores de izquierda y progresistas, nos
debe llamar a una reflexión crítica y constructiva de la gestión
municipal.
Recordemos que la victoria de Susana se
dio en octubre de 2010 tras una ardua pugna electoral, que generó una
polarización mediática y ciudadana, y que además generó grandes
expectativas como escepticismos, sobre los cambios que podría hacer una
gestión progresista.
La gestión municipal sigue avanzando a
pesar de la intransigencia de la derecha, cierto bloqueo de parte de
varios medios de comunicación y hasta campañas de descrédito, como las
que dirige Aldo Mariátegui. Pero la desconexión con importantes sectores
de la ciudadanía se debe también a errores que debemos evaluar para
extraer lecciones.
Los aportes a un nuevo enfoque
El gran reto tras la victoria de Susana
fue empezar a implementar grandes reformas que la ciudad necesita, que
deberían tomar un mediano a largo plazo y que afectarían,
inevitablemente, a grandes intereses creados.
La alcaldesa y su equipo decidieron
abordar temas estructurales como la reforma del transporte público, el
diseño de áreas interdistritales para relacionarse mejor con los
distritos, la elaboración de un plan participativo para Lima, la
implementación de proyectos urbanos integrales como Barrio Mío, entre
otros.
Otras acciones y obras bandera de la
gestión que se están implementando son el traslado del mercado mayorista
de La Parada a Santa Anita, la construcción de grandes proyectos viales
como Vía Parque Rímac (el ex proyecto Línea amarilla renegociado), el
proyecto Vías Nuevas de Lima, la prolongación de la Vía Expresa Paseo de
la República hasta al sur (San Juan de Miraflores), la recuperación de
la Costa Verde, entre otros.
A eso hay que añadirle la incorporación
del componente participativo y cultural en gran parte de las
intervenciones de la Municipalidad. Se ha potenciado de manera
importante la Gerencia de Participación Vecinal, que ha impulsado por
primera vez la Asamblea Metropolitana de Lima y el presupuesto
participativo en el Cercado de Lima, los encuentros vecinales
permanentes con la alcaldesa y una labor más intensa de los promotores
municipales en el Cercado y en todas las Limas. El tema cultural, a
través de Cultura Viva, está acercando diversas manifestaciones
culturales de manera itinerante y recogiendo las expresiones de los
colectivos organizados en cada distrito y barrio.
Problemas, retos y salidas
Un proceso de esta naturaleza no está
exento de contradicciones y problemas. Los temas centrales son los de la
dirección política y los problemas de gestión.
En lo político existe una confluencia de
partidos de izquierda y progresistas que llegaron a la alcaldía con la
inscripción de Fuerza Social. La alcaldesa ha dado importantes pasos en
gobernar con el Consejo, sin embargo la confluencia no se ha fortalecido
particularmente en la gestión. Vemos en la dirección de la
Municipalidad a algunos representantes de FS y a personas allegadas a
los entornos de la dirección. Mientras tanto Tierra y Libertad -el único
partido de la confluencia con inscripción legal vigente- participa en
menor grado en algunas áreas y grupos como el MNI (ahora en proceso de
construir el MAS), Lima para Todos y Voz socialista, tienen una
participación mucho menor. La actividad política de los partidos en
relación a la gestión municipal ha sido escasa, salvo por esfuerzos
concretos como las movilizaciones populares contra la revocatoria.
Un errático manejo del tema
comunicacional también ha permitido que no exista una imagen más solida
de la nueva propuesta de ciudad ni de las obras de la gestión, tema que
está paulatinamente revirtiéndose.
Entre las obras se constata la
continuación de temas como los Hospitales de la solidaridad, la
construcción de escaleras y muros de contención en los asentamientos
humanos, pero las obras sustanciales que reflejen una nueva visión de
ciudad están todavía por ejecutarse.
Si bien en el tema del transporte se ha
avanzado reordenando de manera eficiente las avenidas Abancay, Manco
Cápac y Tacna, y a pesar de los sectores del transporte opuestos,
todavía falta mucho más para reducir la terrible congestión vehicular
que afecta diariamente a los limeños.
La prioridad que se le ha dado a la
generación de ciudadanía a través de mecanismos participativos y
culturales, y la búsqueda de mejorar la transparencia en los procesos de
concesión de proyectos, no se condice con la lentitud de las obras de
infraestructura o las reformas de fondo. Esto ha hecho que muchos
limeños no perciban cambios más diligentes, concretos y de impacto
metropolitano. Podemos sacar como lección que los procesos de educación
política y ciudadana deben ir de la mano de obras más ágiles y de mayor
impacto.
A nivel político es necesario fortalecer
la Confluencia y su relación con la gestión, y desde sus bases los
partidos deben ayudar a canalizar una suerte de contraloría social,
mejorar la relación con los ciudadanos, los movimientos sociales y con
un proceso de formación política que debe ser transversal y permanente.
Los partidos nacionales pueden hacer que
se dispersen esfuerzos. Mientras FS promueve la inscripción de la
alianza Fuerza Ciudadana (FS, PCP, PS, LPT, CxC), Patria Roja está
priorizando la inscripción del MAS a nivel nacional. No podemos perder
de vista que si no aseguramos el éxito de la gestión de Lima, la
izquierda y el progresismo en general perderán un importante capital
político vial para los próximos comicios de 2014 y 2016.
Una metrópolis como Lima, acostumbrada a
gestiones efectistas, al caos, la informalidad y falta de planificación
no cambiará de la noche a la mañana. Eso es seguro. La gestión de Susana
Villarán está dando importantes pasos en esa dirección, pero debe
escuchar más a su soporte político desde las bases y agilizar con
creatividad los procesos ciudadanos, junto a la eficiencia en la
ejecución de las obras que tanto necesitan los limeños.
Lima, Octubre de 2012
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