Excelencias:
La cohesión social no se alcanzará nunca como consecuencia de las supuestas bondades del mercado, ni por el efecto de un programa, un plan o una campaña de propaganda.
La cohesión social solo puede ser el fruto de un sistema de justicia e igualdad.
Si todos los seres humanos no tienen el mismo derecho a la atención médica, así sea una operación del corazón o un trasplante de órgano; si hay analfabetos, si los niños y los jóvenes no están en las escuelas; si hay niños que tienen que trabajar para vivir y adultos que no tienen trabajo; si el dinero domina los procesos electorales, corrompe el sistema político y pervierte la legalidad; si los medios de prensa tienen dueños y responden a castas nacionales o mundiales y la libertad de prensa incluye la libertad de mentir; si la propiedad privada se adueña del patrimonio cultural e histórico de las naciones; si unos poseen una riqueza innecesaria y absurda y otros viven sin techo, no se alcanzará la cohesión social.
Un orden político y económico internacional justo y democrático también resulta imprescindible.
Si las naciones que se desarrollaron con nuestros recursos y con el sudor y la sangre de nuestros pueblos se comportan con irresponsable egoísmo o tratan de seducirnos con demagógicas ayudas; si los Bancos Centrales están bajo las órdenes del Fondo Monetario Internacional, y de un cuestionado consenso alcanzado en Washington e ignoran las necesidades de sus pueblos; si el comercio de pequeñas y pobres naciones con grandes y poderosas tiene que ser en condiciones de una reciprocidad, impuesta e inviable, si el comercio tiene que ser el llamado libre y no justo; si los adelantos de la ciencia y el conocimiento humano son objetos de propiedad y de negocio; si las naciones más ricas levantan muros para los inmigrantes pobres y abren puertas y multiplican incentivos para los profesionales y técnicos, humillan a unos y roban a los otros, si nos hacemos la ilusión de que sin unirnos es posible conseguir nuestro desarrollo, no se alcanzará la cohesión social.
Y tampoco se alcanzará o no tendría sentido la búsqueda de la cohesión social, si no logramos salvar la existencia de nuestra especie.
Los elevados precios del petróleo y los alimentos, la tambaleante y voraz economía de la nación más poderosa, el agotamiento ya visible de los combustibles fósiles, la irresponsable conducta de los países más desarrollados ante el deterioro del medio ambiente, las epidemias, las guerras imperiales, son realidades ante las cuales debemos actuar con determinación. ¿Quién podría negar la primordial responsabilidad y nefasta influencia del gobierno de Estados Unidos en estas circunstancias?
Para alcanzar la cohesión social hay que estar dispuestos a enfrentar a las egoístas y violentas oligarquías nacionales y a la política criminal de la actual administración de Estados Unidos. Ellos harán todo para impedir que alcancemos la justicia social o siquiera un poco más de cohesión social, porque afectaría sus privilegios históricos. Nada nos será regalado.
En cuanto a Cuba, solo diré que pese a invasiones, actos terroristas, guerra económica y multimillonarios esfuerzos por organizar una contrarrevolución interna, la cohesión social, fruto directo de la obra histórica de Fidel, es orgullo de los cubanos y una conquista irrenunciable que tiene sólidos pilares:
· Educación gratuita, a todos los niveles, incluso para los estudios universitarios, extendidos ahora a los 169 municipios del país, donde ya estudian en distintos tipos de cursos el 67% de todos los jóvenes entre los 18 y 24 años. Sin cultura no hay libertad posible.
· Atención médica a todos por igual sin cobrar un centavo, que nos permite tener una esperanza de vida de 77 años y una mortalidad infantil de solo 5,3 fallecidos por cada mil nacidos vivos. Nadie tiene más derecho a vivir que otros.
· Pleno empleo, facilitado por el concepto de que el estudio puede ser una ocupación remunerada. En Cuba hoy el índice de desempleo es del 1,9%. En una sociedad que se considere justa ningún ser humano debe sobrar.
· Las prisiones están siendo convertidas en centros de trabajo y de estudios, mientras la sociedad se prepara para recibir a los reclusos y brindarles el apoyo necesario y justo que requieren. Este programa comprende ya a todos los centros penitenciarios del país. Un joven preso es también responsabilidad de la sociedad y esta debe esforzarse por ayudarlo a rectificar su error.
· Las personas menos favorecidas por razones sociales, congénitas o accidentales, los niños desnutridos, los discapacitados, los ancianos que viven solos, reciben y recibirán cada vez más atención especial y diferenciada. Cuarenta y dos mil jóvenes graduados como trabajadores sociales se suman hoy a los que realizan esta labor, para que ni un solo ser humano quede abandonado a su propia suerte. La solidaridad no ha de ser un acto aislado de generosidad, sino una obligación moral de todos.
En las austeras condiciones de vida de nuestro pueblo, en medio del más prolongado bloqueo de la historia del hombre, luchamos y defenderemos la unidad y la dignidad de los cubanos.
Muchas gracias.