Camilo Cienfuegos: eterno luchador del pueblo cubano
La historia de Cuba reserva hoy un lugar de privilegio para Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien desapareció físicamente el 28 de octubre de 1959, cuando la naciente Revolución lo contaba entre sus más activos defensores. Por aquel entonces, su traje de guerrillero llevaba los grados de Comandante del Ejército Rebelde, ganados a puro coraje en la última etapa de las luchas de liberación de la Isla que puso fin a la dictadura de Fulgencio Batista.
Tras recibir ese ascenso el 16 de abril de 1958, el combatiente escribió al máximo líder del movimiento 26 de Julio, el presidente Fidel Castro: "más fácil me será dejar de respirar que serle fiel a su confianza".La lealtad al jefe de la Revolución y al pueblo de donde surgió fue, quizás, una de las cualidades más distintivas de Camilo, uno de los últimos en sumarse al grupo de cubanos que guiado por Fidel Castro desembarcó en el oriente cubano el 2 de diciembre de 1956.
Aquel joven, hombre de innumerables anécdotas, libró centenares de combates en la Sierra Maestra, en los llanos de Bayamo, en la invasión hacia el centro de la Isla sin miedo a las balas enemigas que podían cegar su vida.Camilo no medía el peligro, lo utilizaba como una diversión, jugaba con él, lo atraía y lo manejaba; en su mentalidad de guerrillero no podía una nube detener o torcer una línea trazada, escribió su compañero de armas Ernesto Che Guevara.Entre estos dos hombres creció una de las relaciones más recordadas por los cubanos de ayer y de hoy, quienes ven a ambos como eternos símbolos de la amistad duradera, esa que ni el paso del tiempo es capaz de borrar.
Varios de los combatientes que estuvieron a su lado han afirmado que el Che solamente aceptaba bromas de Camilo, genuino representante del humor cubano que en más de una ocasión acaba en inimaginables travesuras.Lejos estuvo de imaginar aquel niño de padres españoles, nacido el 6 de febrero de 1932, en el barrio capitalino de Lawton, que Cuba lo bautizaría como el Héroe de Yaguajay.
En ese central territorio del país, el luchador de amplia sonrisa y sombrero alón, libró una de las batallas que dieron paso al triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959.Después de la victoria, tomó el campamento de Columbia, guió las tropas revolucionarias de aire, mar y tierra, y frustró un intento sedicioso en la provincia de Camagüey.Desde esa ciudad, el avión Cessna 310 que transportaba a Camilo en viaje a La Habana, el 28 de octubre de 1959, nunca llegó a su destino ni fue encontrada alguna de sus partes en la intensa búsqueda realizada los días posteriores.
Pero, como apuntara el Che, Camilo, el guerrillero, es objeto permanente de evocación cotidiana, el que hizo esto o aquello, el que puso su señal precisa e indeleble a la Revolución Cubana.