Tratando de apagar a hombre incendiado por racistas
Miles de inmigrantes, particularmente zimbabuos, huyen aterrados de sus miserables chabolas en Johannesburgo tras los ataques xenófobos que han estallado desde hace una semana y que han dejado un saldo provisional de 22 muertos.
Bandas de sudafricanos seguían imponiendo el terror en en los suburbios de la capital económica del país provistos con machetes y armas de fuego, iban a la caza de extranjeros, forzándoles a huir de sus paupérrimos hogares en llamas y quemando vivos a los que caían en sus manos.
Estos actos de violencia xenófoba estallaron el 11 de mayo en el barrio de Alexandra y se extendieron a toda la ciudad el pasado fin de semana.
La Policía aseguró que la madrugada de ayer fue menos tensa comparándola con las precedentes aunque confirmó la muerte de dos personas. Anunció que ha detenido ya a 217 sospechosos de participar en estos pogromos. Entre ellas figurarían personas que habrían aprovechado el caos para robar.
Las Fuerzas de Seguridad de Johannesburgo tenían previsto celebrar ayer una reunión para analizar la situación.
40% de paro oficial
Sobre los extranjeros pesa la «acusación» de que acapararían empleos en un país en el que la tasa de paro oficial alcanza el 40%. Igualmente, se les acusa genéricamente de ser responsables de la criminalidad del país, una de las más elevadas del mundo con medio centenar de muertes por día.
Medios locales informaron de que cientos de huidos se han refugiado en centros sociales y comisarías de la Policía.
En Reiger Park, en el East Rand -donde la víspera una turba quemó vivo a un hombre convirtiéndolo en una antorcha humana-, los extranjeros seguían huyendo ayer de las llamas de sus chabolas.
«Todo es culpa de los zumbabuos», gritaba una sudafricana, Noxolo, cuya chabola también ha sido incendiada. Se calcula que en Sudáfrica viven tres millones de personas procedentes del país vecino.
El Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados señala que «es una lucha a muerte por los escasos recursos: casa, empleo, otros servicios. Las zonas donde ha habido mayores ataques son los barrios más pobres, donde están recluidos y hacinados los negros».