UN PAIS, DOS SISTEMAS
La posición, los principios y la política que el Gobierno chino ha adoptado para resolver el problema de Hong Kong son firmes e inconmovibles.
Hemos dicho en más de una ocasión que, después de que el Gobierno chino reanude en 1997 el ejercicio de su soberanía sobre Hong Kong, permanecerá sin cambio el sistema social y económico allí vigente, no se modificarán en lo fundamental sus leyes ni su modo de vida ni su status como puerto franco y centro comercial y financiero internacional. Hong Kong seguirá manteniendo y desarrollando sus relaciones económicas con los demás países y territorios del mundo.
Hemos dicho también en numerosas ocasiones que Beijing, excepto tropas, no enviará funcionarios al gobierno de la región especial de Hong Kong, y esta posición nuestra tampoco va a cambiar. Las tropas que despacharemos estrán para defender la seguridad del país , y no para intervenir en los asuntos internos de Hong Kong. Nuestra política para Hong Kong permanecerá inalterable durante 50 años, y los que decimos lo cumplimos.
Nuestra política es la de “un país, dos sistemas”. Esto significa, en términos concretos, que dentro de la República Popular China, seguirá vigente el sistema socialista en la parte continental, con su población de 1.000 millones de seres, mientras que se mantendrá el sistema capitalista en Hong Kong y Taiwán. En los últimos años, China ha venid trabajando por superar los errores de “izquierda” y persistir en el principios de partir en todo de la realidad objetiva y de buscar la verdad en los hechos al elaborar sus políticas en los diversos terrenos. Al cabo de estos cinco años y medio transcurridos desde la III Sesión Plenaria del XI Comité Central, ya se dejan sentir los efectos positivos de lo que hemos hecho. Es precisamente en estas circunstancias que hemos planteado la conveniencia de aplicar la fórmula de “un país, dos sistemas” para resolver los problemas de Hong Kong y Taiwán.
Hemos hablado repetidas veces de esto de “un país, dos sistemas”, política ésta que ha sido aprobada por la Asamblea Popular Nacional. A algunos les inquieta que tal política pueda alterarse, pero yo digo que nada de eso va a suceder. Aquí la cuestión clave, el factor decisivo, reside en si esa política es correcta, no cambiará por nada del mundo. Para ser más explícitos, ¿quién puede cambiar la política vigente de apertura al exterior y de agilización de la economía dentro del país? Un cambio implicaría un descenso del nivel de vida del 80 por ciento de la población china y, en consecuencia, perderíamos la confianza de la gente. Dado que nuestro camino es correcto y el pueblo lo aprueba, está descartada toda posibilidad de cambio.
El que nuestra política sobre Hong Kong permanezca largo tiempo inalterable no afectará al sistema socialista vigente en la parte continental del país. La parte principal de China debe seguir siendo socialista, pero se permitirá la vigencia del sistema capitalista den algunas zonas del país, tales como Hong Kong y Taiwán. Cuando se abren el exterior algunas ciudades de la parte continental del país franqueando la entrada a ciertos capitales se ponga en vigor en toda la ciudad de Shanghai. Tampoco sucede esto en Shenzhen, pues el sistema allí vigente sigue el socialista. La parte principal de China es y será socialista.
El concepto de “un país, dos sistemas”ha sido formulado sobre la base de las circunstancias específicas de China, y se ha convertido en una cuestión que atrae la atención de todo el mundo. China afronta los problemas de Hong Kong y Taiwán, y ¿dónde está la salida a estos problemas? ¿la anexión de Taiwán por el socialismo o la de la parte continental del país por lo que propagan las autoridades de Taiwán como “Tres Principios de Pueblo”? Ninguna parte va a anexar a la otra. Si resulta imposible una solución pacífica, no quedará más que apelar a la fuerza de las armas para resolver este problema, y esto no conviene a ninguna de las dos partes. Hacer realidad la reunificación del país es un anhelo de toda la nación, y si no se la logra en cien años, de todos modos se la logrará a la vuelta de mil. “Cómo solucionar este problema” A mi modo de ver, la única manera es aplicar la fórmula de “un país, dos sistemas”. En el mundo hay toda una serie de disputas a la espera de ser resueltas por vías pacíficas o no pacíficas. Al fin y al cabo, habrá que encontrarles una solución, los problemas nuevos deben ser resueltos con métodos nuevos. El ejemplo de la solución exitosa del problema de Hong Kong aportará ciertas pistas útiles a la solución de numerosos problemas de orden internacional. Mirando la historia universal, ¿hay gobierno alguno que haya elaborado una política tan sensata como la nuestra? Mirando la historia del capitalismo y la de los países occidentales, ¿cuál de éstos ha procedido así? El planteamiento de “un país, dos sistemas” que adoptamos para resolver el problema de Hong Kong no obedecen a un momentáneo arranque de emoción ni a una maniobra, sino que tiene como único punto de partida la realidad objetiva y conlleva plena consideración a la historia y a las circunstancias actuales de Hong Kong.
Es preciso tener confianza en la capacidad de autogobierno de los chinos de Hong Kong. La falta de confianza en la capacidad de los chinos para administrar Hong Kong es muestra de una mentalidad heredada del antiguo colonialismo. Durante más de un siglo desde la Guerra de Opio, los extranjeros miraron por encima del hombro y humillaron al los chinos. La fundación de la República Popular China cambió la imagen de China. Hoy la imagen de nuestro país no es la creada por el gobierno de las postrimerías de la dinastía Qing, ni por los caudillos militares de Norte, ni por Jiang Jieshi y su hijo, es una imagen transformada por la República Popular China.
Todos los hijos de la nación china, vistan como vistan, y sea cual sea su posición política, tiene como denominador común un sentimiento de orgullo propio de la nación china, sentimiento que es también inherente a los habitantes de Hong Kong. Estos podrán gobernar a Hong Kong como es debido, y en esto hay que tener confianza. La prosperidad de que viene gozando Hong Kong se debe principalmente a los esfuerzos de sus habitantes, chinos en su inmensa mayoría. Los chinos no somos inferiores a los extranjeros en cuanto a la inteligencia, no somos retrasados mentales. No hay por qué creer siempre que sólo los extranjeros saben hacer bien las cosas. Hay que tener la convicción de que los chinos podemos trabajar con éxito por nosotros mismos. Eso de que los hongkoneses carecen de confianza en el porvenir no tiene nada que ver con la opinión verdadera que ellos mismos sostienen. En la actualidad, cuando el contenido de las negociaciones entre China y Gran Bretaña aún no se ha dado a la publicidad, muchos habitantes de Hong Kong todavía no conocen la política del Gobierno Central. Pero tan pronto como lleguen a conocerla de veras, tendrán plena confianza en su porvenir. La política que adoptamos para resolver el problema de Hong Kong fue dada a conocer en el informe sobre la labor del Gobierno rendido por el Primer Ministro de Consejo de Estado en la II sesión de la VI Asamblea Popular Nacional, y luego fue aprobada por la misma, todo ello con gran solemnidad. Si aún ahora hay gente que anda parloteando sobre la cuestión de la confianza, mostrando recelo hacia la República Popular China y el Gobierno chino, entonces no hay nada más de que hablar. Nosotros tenemos la convicción de que los hongkongneses son capaces de administrar con éxito a Hong Kong, y que éste no puede seguir bajo la dominación extranjera, pues ello sería inaceptable para los propios habitantes de Hong Kong.
En cuando a quiénes entre los hongkoneses están calificados para administrar Hong Kong, es preciso trazar una línea de demarcación y fijar un criterio; para tal efecto, éste consiste en que Hong Kong debe ser gobernado por sus habitantes, con los patriotas como sector principal. El futuro gobierno de la región especial de Hong Kong debe estar compuesto principalmente por los patriotas, aunque, por supuesto, también debe dar cabida a gentes de otra índole y puede incluso contratar extranjeros en calidad de asesores. ¿Qué se entiende por patriota? Para que alguien sea considerado mono tal es preciso que respete a su propia nación, que apoye con toda sinceridad a la patria en la recuperación de su soberanía sobre Hong Kong, y que no perjudique la prosperidad ni la estabilidad de Hong Kong. Todo el que llene este requisito será calificado de patriota, son perjuicio de que tenga convicciones capitalistas, feudales o incluso esclavistas. No exigimos que todos los patriotas aprueben el sistema socialista de China, sólo que amen a la patria y a Hong Kong.
Aún faltan trece años para 1997, y de ahora en adelante hemos de proceder a solucionar paulatina y debidamente el problema de la transición. En el período de transición, es imperativo velar, en primer lugar, por evitar que se produzcan grandes disturbios y bandazos y por que se mantengan la prosperidad y la estabilidad de Hong Kong, y en segundo lugar, por crear las condiciones necesarias para que los hongkoneses puedan tomar posesión del gobierno expeditamente. Los diversos sectores sociales de Hong Kong deben hacer esfuerzos por alcanzar este objetivo.