Los Kirchner sufren en Argentina su peor derrota política en 5 años
BUENOS AIRES (AFP) — La presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, y su marido el ex mandatario Néstor Kirchner (2003-2007), líder del gubernamental peronismo, sufrieron esta semana la más dura derrota política en cinco años de poder hegemónico, al rechazar el Senado un impuesto a las multimillonarias exportaciones agrícolas.
El proyecto de los Kirchner de tributos flotantes a las ventas externas de materias primas agrícolas, que con las manufacturas agroindustriales suman exportaciones de 35.000 millones de dólares al año, fue rechazado por una inédita alianza de opositores y oficialistas disidentes.
La presidenta del país y su esposo habían convertido la iniciativa en una piedra angular de lo que llaman redistribución de la riqueza con fuertes gabelas a la renta extraordinaria de la soja y otros granos, que aumentan de precio cada día en el mercado internacional.
Sólo por derechos de Aduana, sin contar otros tributos, el Gobierno esperaba recaudar con las retenciones (impuestos a las exportaciones) móviles unos 11.000 de los 24.000 millones de dólares de la cosecha de soja.
Pero el matrimonio Kirchner convirtió la ley en una cruzada nacional y alentó una política confrontativa con duras acusaciones contra "la oligarquía" y "los golpistas" en 130 días de conflicto con las grandes patronales agropecuarias apoyadas por liberales, derechistas, socialdemócratas e izquierdistas.
La paradoja fue que el voto decisivo para tumbar la norma en el Congreso fue del vicepresidente Julio Cobos, compañero de fórmula de Cristina Kirchner y uno de los líderes de una poderosa corriente 'kirchnerista' de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR).
La crisis puso contra la espada y la pared a dirigentes peronistas de todo el país, hasta forzarlos a volcarse en favor de los rebeldes productores en sus provincias de fuerte economía agrícola, en una diáspora que no impidió, sin embargo, un triunfo ajustado en la Cámara de Diputados.
Pero fue Cobos, presidente del Senado según la Constitución, quien tuvo que desempatar la paridad en 36 votos por lado en el recinto, y lo hizo con frases dramáticas: "No traiciono a la Presidenta, pero voto con el corazón y no puedo votar afirmativamente (el proyecto). La Historia me juzgará".
Así quedó abierto un nuevo escenario en la política argentina, con el debilitamiento de los Kirchner, acosados ahora también por un frente interno fragmentado en el peronismo, y la necesidad de retomar el ritmo de crecimiento económico de casi el 9% anual, desacelerado bruscamente con el conflicto.
"La gobernabilidad no está en juego. Lo de Cobos no fue votar en contra del Gobierno sino a favor de una Argentina que necesita acuerdos y consensos. Estamos en una Argentina muy dividida", opinó la socióloga y consultora Graciela Rommer.
Otro desafío inmediato será aceptar la derrota parlamentaria y derogar el decreto de retenciones móviles, que elevó la tarifa aduanera para la soja de 35% a 48% en cuatro meses, lo que ha provocado que los productores vendieran sólo 18 de las 46 millones de toneladas cosechadas de la leguminosa.
Mercados internacionales, entre ellos el de Chicago, esperaban esta semana con ansiedad el desenlace del conflicto en Argentina, por ser el primer exportador mundial de harinas y aceites de soja, el cuarto de trigo, el segundo de maíz -detrás de EEUU- y el tercero de granos de soja.
En las filas de la presidenta y su cónyuge quedan sólo parlamentarios leales, la central obrera CGT, industriales beneficiados con la devaluación desde 2002 e intelectuales del grupo Carta Abierta, que denuncian un intento de "revolución conservadora impulsada por una nueva derecha" en el país.