sábado, 12 de julio de 2008

Los movimientos sociales ante los cambios políticos en Estados Unidos

Debates en torno a Obama en las izquierdas estadounidenses


Para algunos sectores de los movimientos, Obama no es más que un oportunista que pretende aprovecharse de los referentes de la izquierda. Para otros, se abre la oportunidad de llevar al candidato a posiciones más radicales.

Con las primarias demócratas la sociedad estadounidense ha recuperado espacios de debate público, en donde poder hablar de sus tensiones sociales estructurales, definidas por la raza, el género y los privilegios de clase. El momento político actual ha sido definido como necesario y saludable por las diversas izquierdas norteamericanas. Para muchos, Obama representa la posibilidad de un cambio de paradigma en la política progresista del país, en la medida en que es el primer candidato a la presidencia de ascendencia africana.

Reconociendo el valor histórico de este hecho, es importante recordar que el candidato demócrata no sería el primer afroamericano en el poder, ya que Colin Powell y Condoleezza Rice han ejercido como secretarios de Estado (Rice todavía cumple esta función) para el Gobierno de Bush. Sin embargo, la campaña de Obama ha tocado uno de los nervios más profundos de la historia del país y en muchos casos han sido las respuestas defensoras de la supremacía blanca contra lo que el candidato demócrata representa las que han motivado a muchos afroamericanos a apoyarlo. Se calcula que el número de personas registradas para votar ha aumentado en un 25% con respecto a las elecciones de 2004, destacando las comunidades negras del sur y los jóvenes, nuevos votantes, a los que se les ha llamado “The Obama Generation”.

La campaña electoral de Barack Obama ha estado enfocada en resaltar la necesidad de superar las barreras de clase social y raza para que haya un cambio político en el país. Mientras que la necesidad de cambio es evidente para los movimientos progresistas en Estados Unidos, la definición del mismo no termina de ser concretada por el candidato demócrata. Es en este limbo de posibilidades donde se sitúan muchos de los debates de las izquierdas que proyectan sus aspiraciones en el candidato.

Una de las posturas más importantes de la izquierda que hoy apoya a Obama es la que reconoce el carácter moderado y cauteloso de sus propuestas demócratas, pero sin embargo piensa que el principal objetivo debe ser echar a Bush del palacio blanco. Por tanto proponen enfocar los esfuerzos organizativos en la construcción de una coalición social sólida que, por un lado, apoye al candidato demócrata, al mismo tiempo que le empuja a que tome posiciones más radicales con respecto a las cuestiones que preocupan a la clase trabajadora y empobrecida de este país. Para esto es necesario involucrarse en la campaña electoral y crear mecanismos que permitan al movimiento hacer a Obama y a su gabinete responsable de las posturas y decisiones que tomen. En este sentido, muchos reconocen que el movimiento reactivado a partir de la campaña del demócrata se encuentra en muchos momentos por delante del candidato.

¿Oportunismo ?

En cambio, otros sectores identifican el slogan demócrata de unidad y diversidad como apolíticamente neoliberal, tildando de oportunistas los discursos de Obama, enmarcados éstos en el movimiento afroamericano por los derechos civiles. La fuerza de los mítines del político ha estado definida por referencias históricas a figuras desaparecidas como Martin Luther King o Rosa Park, promotora de los primeros boicots contra la segregación racial en los transportes públicos. No obstante, el abogado de Harvard ha mantenido distancias con líderes afroamericanos en activo y reconocidos por su trabajo por la justicia social, como es el caso de Jesse Jackson. Lo que se cuestiona es la imagen de Obama como líder de un movimiento de base político, identificándosele más bien como un candidato demócrata a la presidencia que resulta ser negro, y no al contrario.

Para aquellos que presentan su apoyo a Obama como una opción estratégica, una tercera posibilidad progresista de candidato a la presidencia es entendida como una forma de desviar votos dentro del movimiento, pero los debates también se encuentran definidos por aquellos que prefieren enfocarse en la necesidad de romper con el modelo bipartidista. En su opinión, conviene apoyar a aquellas candidaturas con propuestas más concretas y que reflejan mejor las demandas de los movimientos sociales : el movimiento contra las guerras y a favor de un juicio a Bush por criminal, los que denuncian la negligencia del Gobierno después del huracán Katrina, etc. Dentro de esta corriente una de las opciones más fuertes es El Partido Verde (The Green Party), liderado por la que fuera primera mujer afroamericana en el Congreso y ex miembra del partido demócrata, Cynthia McKinney. Otra de las opciones es Ralph Nader, hijo de inmigrantes libaneses, candidato independiente, conocido por liderar acciones legales a favor de la sociedad civil contra las grandes corporaciones, como General Motors. Estas propuestas presidenciales alternativas cuentan con que no van a ganar las elecciones y defienden la necesidad de distinguir entre cuando un candidato convoca a los movimientos sociales para conseguir el poder, y cuando los movimientos sociales consiguen poner un líder en la carrera hacia la presidencia. Para este sector de la izquierda americana ser voluntario dentro de una campaña electoral no significa ser parte de un movimiento social y es probable que el entusiasmo de hoy alrededor de la candidatura de Obama se difumine después de las elecciones.

La tensión que define las respuestas de los movimientos de izquierda a Obama pone de manifiesto, para la gran mayoría, la necesidad de seguir trabajando en la construcción de modelos y opciones políticas sostenibles y de base, independientemente de las campañas electorales. La necesidad de seguir adelante una vez terminen las elecciones este noviembre es compartida por muchos.